domingo, 16 de junio de 2013

AGENCIA TRIBUTARIA E INFANTA.

Resulta que la información proporcionada por la Agencia Tributaria sobre las fincas que la infanta Cristina había vendido por cerca de un millón y medio de euros es falsa.
O eso dicen porque ahora la Infanta, a través de un portavoz debidamente autorizado por ella, niega dichas ventas y que esas fincas fuesen suyas.
¿A quién creer?
No es que los datos fiscales de  la esposa de Urdangarín sean más o menos fiables; a fin de cuentas, cuando entró en este tema el juez Castro, inmediatamente desde la fiscalía y desde el mismo estado por boca de algunos diputados, se tiraron al monte y a poco más echan a la hoguera al mismo juez. O sea que tanto unos defensores como otros deben de tener información más fehaciente de sus cuentas y por eso dicen que es ridículo que el juez las pida ya que todo está bien. Lo raro es que la Agencia Tributaria se equivoque, porque, si así lo hizo, nos metería al resto de ciudadanos en un brete: ¿cuántas veces nos habrían engañado, por ejemplo?  ¿Acaso sus datos no son reales? ¿Cómo pueden meter la pata tan hasta el fondo como la han metido? El nombre de la infanta lo deben de tener claro y los ex dueños de esas propiedades habrán de estar registrados en algún sitio, digo yo. A ver si resulta que tenemos dos infantas con el mismo nombre en España y los datos de la Agencia son de la otra.
No obstante, no me extrañaría que no tardasen mucho en admitir una u otra algún tipo de error para seguir tapando bajo la manta cualquier dato sospechoso que afecte a la “Familia española por excelencia”. Pero, digan lo que digan, el asunto seguirá oliendo mal, muy mal. Como todo lo que está sucediendo alrededor del duque em-palma-do.

Pasen un buen domingo.

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