¿VIVE USTED EN ESPAÑA, SEÑORA BESCANSA?

Acabo de ver en el Congreso de los Diputados a Carolina, de Podemos, asistir al acto en compañía de su bebé de pocos meses. Hace algún tiempo, una senadora del PSC hizo lo mismo reclamando cosas como la votación telemática y asuntos de esta traza.

Muy loable esa demostración de interés por sus hijos, como miles de madres en nuestro país, pero…

¿Acaso cualquier madre trabajadora, que cobra un sueldo, el que sea, puede ir a su trabajo remunerado con su hijo recién nacido en brazos? ¿Quiere decirnos Carolina Bescansa que su partido va a luchar porque todas las madres de nuestra España lo puedan hacer igual que ella? ¡Anda ya! Dejémonos de chorradas de este tipo y convirtámonos, poco a poco, en diputados serios, señora.

Hay miles y miles de madres y padres que trabajan y que no les queda otra solución, si no quieren perder su trabajo, que confiar en alguien que cuide a sus hijos (personas ajenas a la familia o sobre todo abuelos y abuelas, como todo el mundo sabe) o llevarlos a colegios de 0-3 años, o a guarderías pagando por ello lo que corresponda. A no ser que la propuesta sea que uno de los progenitores, si ambos tienen trabajo, deba de abandonarlo para cuidar de su vástago. Y no creo que vayan por ahí los tiros.

Dejen de dar ejemplos teóricos que se hallan en el limbo de lo que acontece en nuestra sociedad y vayan a lo práctico. Trabajen porque las condiciones sean las mejores posibles para todas esas parejas, pero no haga demagogia ni castigue a sus hijo, bebé, a asistir a actos tan “institucionales” como esos, por más ejemplo que quieran dar o más bien que creen dar.

Otro aparte, por curiosidad: ¿Acaso el padre del bebé, o cualquier otra persona, señora Bescansa, no hubiese podido atenderlo en un día como hoy? A lo mejor trabaja, pero me gustaría verlo en su regazo, el de él, mientras usted desempeña su función. ¿O es que los padres no deben atender a sus hijos y son responsabilidad sólo de las madres? ¿Es esa la igualdad de sexos que se pregona? 

Bueno, a veces me paso, pero hay cosas que me cabrean por su sinsentido, aunque luego, como les digo siempre a ustedes, me vuelve la sonrisa, incluso siendo socarrona, ante actos de ejemplaridad tan simples y falsos. Que ustedes disfruten del día.