Nuevamente caigo en la trampa. Ahí está ese
animal de compañía que nos acompaña día a día en este confinamiento, esa
pantalla mágica que se mueve a golpe de dedazo sobre un mando, en el que tan
pronto te ponen una peli interesante y merecedora de ver, como te suelta un
cansino y aburrido telediario, una tertulia tediosa donde repiten lo mismo día
tras día o una rueda de prensa de nuestros políticos de las tan habituales estos
días, que sirven para confundir cada día más a los españoles enjaulados, y que
yo suelo apagar apenas comienzan. Y es que me hartado de números de
contagiados, fallecidos y altas médicas, que no acostumbran a cuadrar porque
siempre hay algo nuevo que causa un desfase (decalaje, dicen ahora para que
nadie lo entienda) que hace imposible seguir la realidad de la pandemia. Y
encima, aguantar cuando califican durante estas últimas fechas los datos de
positivos. ¡Positivos! Vale que lo mantengan así en el caso de altas, pero ¿los
fallecidos y los contagiados son positivos? Según ellos sí, porque comparan con
lo sucedido semanas atrás, pero yo no veo nada positivo en la muerte diaria de
más de quinientas personas, ni de cuatrocientas ni de veinte, o el de
contagiados superando los tres o cuatro mil diarios. Quienes hablan así solo lo
pueden hacer de dos maneras: o bien quieren meterle en la cabeza a la gente que
todo va bien y no hay de qué preocuparse, o bien quienes así los califican son
unos inconscientes que les da igual ocho que ochenta.
Solo espero que, en vez de tanto mirar
hacia atrás para hacer comparaciones fatuas, tengan un poco de visión del futuro
cercano y expliquen las cosas, que no nos hagan comulgar con ruedas de molino y
las llamen por su nombre. Mientras no se haga desaparecer al virus, o al menos
arrinconarlo hasta tener una cantidad pareja a otras enfermedades víricas que conviven
con nosotros, no habrá nada positivo. Y eso va para largo, que no nos confundan
con desescaladas (palabra que no
encuentro en el DRAE) ni con intereses económicos espurios que atentan contra
la salud porque, en vez de ir a menos, la pandemia será cada día más atroz de
lo que lo es hoy. Y la vida de la personas no es para tomársela a la ligera.
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