Pongo la tele en este momento a ver cómo
sigue la cosa esta de los niños. Por lo oído al comentarista de turno, ya hubo
rueda de prensa. De nueve de la mañana a nueve de la noche en un único paseo a
menos de un quilómetro, así podrán nuestros pequeños correr, saltar y dar
vueltas aire (ya no hay supermercados, ni bancos, ni farmacias, aleluya). Y acompañados
siempre, recalcan, de una persona mayor de edad. Vuelven a aludir, otra vez,
haciendo la pelota y pasándonos la mano a los mayores para que seamos buenos,
al sentido cívico de los acompañantes adultos, al buenismo y a lo responsables que somos todos. Hasta tres niños pueden ir con
una persona. ¡No sé cómo los va a controlar si han de respetar las normas
referentes a la distancia entre unos y otros! Pero bueno, algo se le ocurrirá
al adulto de turno, que no al gobierno.
No obstante, me choca una cosa, un hecho
que soy incapaz de entender, aunque a estas alturas del confinamiento y de oír
medidas de desescalada ya no me sean tan extrañas. Resulta que las personas de
15, 16 y 17 años seguirán siendo consideradas como adultas en tanto en cuanto
han de mantener, igual que ellas, los rigores del encierro. Se da por hecho que
comprenden a la perfección el estado de alarma, los riesgos del covid19 y son responsables para quedarse
en casa siguiendo las órdenes de los decretos ley que se han ido repitiendo
cada quince días. Entonces, ¿por qué, si son considerados como adultos, aunque
menores de edad, no se les permite, si fuese necesario, acompañar a hermanos
menores en su paseo de una hora diaria? Resulta que con los adolescentes las
normas van a ser las más estrictas de todas. No son mayores de edad, así pues
en casita toca. Son menores de edad, pero de salir nanái.
A ver, a lo mejor mañana a algún ministro
le pasa por la cabeza esto y toman otras medidas. A fin de cuentas, han caído de
la burra tantas veces que ya andan todos descalabrados. Otra caída más no
será tan grave. Tienen la piel dura.
Si. Tienen la piel dura pero......¿cómo tienen la cabeza?
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