martes, 21 de abril de 2020

RESPONSABILIDAD Y SOLIDARIDAD: DORÁNDONOS LA PÍLDORA


A lo largo de las últimas semanas me he cansado oír a cualquier representante político alusiones a la responsabilidad, la solidaridad, el respeto y el buen hacer de la mayoría de los ciudadanos de este país respecto a las medidas de confinamiento. Aparte de los cientos de miles que se lo han saltado y de lo que informan con datos numéricos cada cierto tiempo, por lo que han sido sancionados o detenidos, amén de los otros cientos de miles que también se las han saltado pero han sido más listos y han evitado ser sancionados debido a triquiñuelas conocidas por muchos ciudadanos pero imprevisibles por lo visto para los agentes de seguridad, los demás españoles parece que hemos interiorizado la situación y nos metemos en nuestra casa decididos a cumplir con unas normas de las que estamos convencidos. 
Desde el Gobierno y los que no son del Gobierno nos alaban por esta situación que tan bien llevamos, nos doran la píldora por nuestra sensatez, nos pasan la mano como a los niños pequeños cuando hacen algo bien y nos hacen la pelota hasta el punto que uno llega a pensar que es verdad, que somos realmente extraordinarios por haber tomado las cosas con tanta madurez y encerrarnos voluntariamente en casa para preservar nuestra salud y la de nuestros conciudadanos.
Y, perdonad, yo lo pongo en duda tal vez con algo de cinismo. Seamos claros, a ver., Si estamos encerrados no es por solidaridad ni responsabilidad ni ninguna zarandaja de estas, es simplemente porque nos obligaron a ello. Estamos metidos en casa por dos razones: una por miedo a la enfermedad y otra por miedo a las multas. Doy por hecho que habrá excepciones, pero no tantas, eh.
Por miedo a la enfermedad no vaya a ser que nos contagiemos nosotros, no por si contagiamos a los demás. Anda, ya.
Por miedo a las multas ya que, si no fuese porque las fuerzas del orden están en las calles, en España no habría confinamiento ni leches, aparte, lo admito, de una pequeña parte de la población que sí se lo tomaría en serio.
Que no nos cuenten milongas. Si somos tan responsables, pues bastaría que solo nos dijesen lo que tenemos que hacer y quitarían, dejando lo imprescindible y habitual, a la Guardia Civil, la Policía o el Ejército de las carreteras y de las calles haciendo controles a todo el mundo para comprobar que se está legalmente en ellas. Ja, quién nos vería. ¿Confinamiento respetable y responsable? Tururú. Y a ver entonces de qué manera iban a hacernos tanto la pelota y lisonjearnos con buenas palabras dulces como la miel desde las alturas del poder, cuando, aparte, muchos de  estos listos que nos piropean ni siquiera cumplen con lo que dictan.

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