domingo, 11 de abril de 2010

FELISA (Capítulo 15)

(De cómo se entabla una conversación durante la travesía del río)
Ya sé que el capítulo anterior lo acabé con unas parrafadas que nada tenían que ver con el contenido del cuento que estáis leyendo. Pero es que yo me enrollo, en ocasiones, como una manta en el cuerpo de un sin techo un día de invierno en el Parque de El Retiro soñando que se halla en el Polo Norte dándose una ducha justo cuando se acaba el gas del calentador, mientras ve en la tele la serie de dibujos animados "La de la nueva nariz", muy en boga últimamente y seguida por millones de personas a las que les ponen los pelos de punta siguiendo la rocambolesca y truculenta historia tejida acerca de una famoso animalicida, especialmente de astados, asediado por pérfidas amantes y que, lejos de tropezar más de dos veces en la misma piedra, busca desesperadamente a la que cree que ha de ser el gran amor de su vida, la Fema del Anapurna, de la que se había enamorado, con una pasión tal que lo estaba llevando a la locura, después de haber visto su foto un día en un periódico de provincias que hojeaba sentado en las letrinas de un club de caza en medio de la vasta llanura meseteña antes de emplearlo como solución higiénica limpiadora y desodorante. Pues eso, que uno se enrolla tanto, que las cosas acaban así. Os pido encarecidamente perdón por ello e intentaré, os lo prometo por el programa electoral de los partidos políticos que se cumplen a rajatabla, que no vuelva a suceder...al menos hasta la próxima vez. Y si ello acontece y me acuerdo, os pediré disculpas humildemente de rodillas o postrado ante vos cuan largo soy. Ahora voy a centrarme.
Estaban cruzando el río.
En seguida Felisa se hizo a la montura y disfrutó del paisaje que ofrecía la vegetación lujuriosa que bordeaba las orillas. Antes de llegar a la mitad, a pesar de la fuerza de la corriente, soltó el cesto, que se mantenía ahora únicamente sujeto por sus muslos que lo apretaban con fuerza, y usaba la mano derecha para espantar a los mosquitos, tábanos y mosconas azules que sobrevolaban su particular paraíso, aquel estercolero en que se había convertido el antaño Río de Las Nieves.
A lo largo del trayecto, la conversación entre ambos seres surgió casi de forma espontánea. Y aunque todo comenzó con una pregunta algo seria de la Srta. Fdez. del Río, luego la charla se desenvolvió de forma fluida, tan natural como si llevasen toda la vida juntas.
-¿Y tú, qué, que no te pregunté, estudias o trabajas?.- Vemos aquí reminiscencias de un pasado común con el ser humano del siglo XX y XXI. Esta expresión, tan gastada por el uso, hoy sigue vigente en muchas zonas del planeta donde creen ser de lo más originales a la hora de entablar una conversación que pueda dar pie a dar un pasito más en el acercamiento sutil entre dos personas que se toleran, esa zancadita puede originar una pequeña caminata de pasitos y pasitos que suele acabar en una carrera de maratón, tanto si la cosa urge como si no, y, por norma general, finaliza en una zona mullida y cómoda con dos seres contándose y mostrándose sus más escondidos secretos, pero sólo aquellos que deseen contarse y mostrarse, porque en el tintero siempre se guarda alguno de reserva por si más adelante...¿quién sabe? A veces se corre una sola carrera, pero los hay que se apuntan a dos o más a lo largo de su vida. Y para todas hay que teener reservas acumuladas con el fin de llegar a la meta en condiciones idóneas para disfrutar.
-¡Ah, pues depende!- Sigue la conversación con una respuesta de lo más socorrido y que puso de moda incluso años más tarde un grupo musical del siglo XXI. Como ya avisaba anteriormente, nada hay nuevo bajo el sol; todo está inventado en el arte del diálogo fácil. Es la típica respuesta de quien hace como que no, pero sí; no te doy "p'alante", pero no pares, sigue, sigue...; ¡ay, que...!, aunque quién sabe, bueno tal ve. Vale, vale, ya lo sé, una respuesta tipo sacada del Manual de Educación Social para convertirse en buenos ciudadanos, que todos conocéis.
-¿De qué depende?- Nueva pregunta lógica originada por la respuesta anterior que no sabemos si aclara algo o no. No obstante, aquí la pregunta ya es más retórica que otra cosa. A quien la hace, le importa un carajo de qué depende, lo que desea es entrar en materia y sabe que, si obtiene una respuesta apropiada, la situación se pone en marcha y se está dando el primer paso en la dirección adecuada. Cuidado luego con no cagarla, pero...
Tenéis que comprender la situación. Finalizo el capítulo, que hoy es domingo y hay que salir a dar una vuelta. Espero que seáis conscientes de la importancia del tiempo de ocio.
Un saludo para quienes lo entienden (para los otros, no) y que lo disfruten también con alegría y la sonrisa simpre presente (para todos).

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