(De cómo el lobo se va a encontrar metido en una bañera)
La abuela todavía andaba embebida en sus recuerdos, mientras traspasaba la puerta del baño con el lobito; en su mente aún se entretejían los recuerdos de aquella noche, hacía ya muchos años, en el pajar del arriero de La Encrucijada.
Cuando despertó, con las ropas tiradas por todas partes menos sobre su cuerpo, a su lado no había nadie; no obstante, su cara reflejaba una satisfacción difícil de explicar. Habían sido días. meses y años de perseguir un objetivo que por fin había llevado a buen término. No le importó que Sreekh XIII hubiese desaparecido. Nunca más lo vio. (Yo, personalmente, me lo imagino despertando resacoso junto a aquel esperpento: seguro que a día de hoy aún sufre alucinaciones y se ha visto en la necesidad de visitar de vez en cuando alguna clínica psiquiátrica convencido de que sufre pasajes anormales de personalidad después de haber hecho lo que hizo; y más aún, viviendo como vive en un ambiente tan frívolo y sinsentido como es su lugar de trabajo).
La abuela, como por un ensalmo, consecuencia de sus recuerdos, se vio a sí misma cuando ya le decían que iba a quedar para vestir santos y como a los dos meses de la aventura henil su barriga empezó a adoptar una forma especial, y sus vómitos y mareos matinales se fueron haciendo cada vez más frecuentes, sabiendo que el motivo ni era el exceso de comida ni las malas digestiones. Así lo confirmó el hecho de que a los ocho meses, tres semanas, seis horas, cuarenta y tres minutos y...(por más que lo intentó, el número de segundos se había borrado de su cabeza, pero no le dio importancia porque en ese instante el lobo era el asunto primordial) parió un niño que era la viva imagen de su padre, cagado y pintado a él, al atractivo Sreekh XIII. Pero aquello quedaba tan atrás... (y el degenerado de su padre no había dado ni un paso para conocerlo, aunque sólo fuese para pasarle una pensión, que bien podía haberlo hecho con la cantidad de dólares que se había embolsado en Jólivu. Pero, a fin de cuentas, a lo hecho, pecho; aquel revolcón en el pajar no se lo quitaba nadie.)
Al llegar a la bañera de plomo de ley, dio un manotazo al aire y espantó todas las imágenes del pasado para centrarse en el futuro que se le avecinaba, o que ella pensaba que se le avecinaba. Cogió los cubos de agua que siempre esperaban pacientemente un día sí y otro también al lado de la cabecera dispuestos para el baño y semillenó la bañera. Luego miró a su querido enamorado y cabecita loca, con cara de pamesta gigante y bobalicona, y, con suma cautela para que no saliese de su extraño encantamiento, lo animó a meterse en el agua.
Al lobito le dio un poco de vergüenza tener que quedarse en pelota picada delante de ella, pero, embrujado por la belleza de la mujer que le sonreía enseñandole unos colmillos semejantes a los de él, estaba dispuesto incluso a quitarse la pelleja, si se lo pedía, aunque ello le supusiese tener que afeitarse el cuerpo entero.
La "bella ancianita", que era consciente de los apuros que estaba sufriendo, lo soltó enseguida y lo dejó antes de que fuese demasiado tarde y se volviese atrás.(El lobo nunca en su vida se había rasurado, ni depilado siquiera alguna de sus partes) Y ella, que temía por su falta de experiencia dejarlo como un eccehomo, tampoco estaba en aquellos momentos para ello. ¡Cómo para que acabase desangrado en su propia casa! ¡No tenía ella gana ninguna de investigaciones policiales"¡Sólo faltaba que le desubriesen en el huerto tras de casa su maravillosa, exhuberante y cuidada plantación de marihuana que le alegraba el día a día entre tanta vulgaridad como la rodeaba en aquel bosque de las narices donde el autor del relato la había mandado a vivir!
-No te preocupes, mi sol,- le susurró zalamera y amorosamente- no pases apurón, ni vergüenza ni miedo ninguno que está aquí tu mamaíta para cuidarte. Ya verás que bien lo vamos a pasar. Tú métete en la bañera tal como estás, que te voy a enjabonar.¡¡¡Y POR TODOS LOS SITIOS!!!¡¡¡ ¡¡¡QUE TE VOY A DEJAR HECHO UN CROMO!!!- (¡Ay, madre, ¿en qué estaría pensando la paisanina para decirlo con tanta exclamación?!)- A saber cuándo fue la última vez que te viste en una de éstas. Te voy a dejar pulido, más que pulido. Cuando acabe contigo, no te vas a reconocer ni tú mismo.
El lobo calló, aturdido por aquella voz estruendosa que denotaba un carácter fuerte como nunca había conocido.
Entonces, ella empezó por la cabeza.
Y capítulo 9 a pique, acabado y hundido. Mañana más, a no ser que hoy mismo por la tarde....
Pásenlo bien. Viernes Santo, santo día de para disfrutar.
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