Según el New York
Times, la Casa Real y el CNI están presionando a los medios para que traten al
duque em-palma-do con cierta cortesía, que no se ceben con él. Es que el pobre
ya está hasta el cuello de mierda y acabaría llegándole a la boca. No está el
hombre para comer esos manjares, y menos aún la duquesa consorte, que no tiene
culpa de nada, excepto la de de sufrir un marido así. ¿O sí tiene culpa? ¡Ah!
¿Chi lo sa?
¡Uf! Este asunto además lo ha llevado a un empobrecimiento
total. No debe tener nada, ni un céntimo. ¿Cómo se las arreglará?
Según Vozpópuli, la estrategia del duque, si ve que el
asunto se le pone demasiado feo (y eso debe querer decir que aún no lo está
mucho y puede que salgan más cosas, o más correos inculpatorios) pasa por
declararse culpable llegando a un acuerdo con la fiscalía, con el beneplácito
del juez que dicta la sentencia, para que la condena sea inferior a dos años de
cárcel y así se vaya de rositas porque no tiene antecedentes. Y como uno de los
garantes y estrategas de esta postura urdida entre otros por el mismo ministro
de justicia, según las mismas fuentes, pues, hala, tan ricamente para su casa.
¿Devolver el dinero? ¡Si fue una nimiedad y habrá tenido que pagar a los
abogados! ¡Si él apenas se llevó nada! ¡Pero no veis que es más pobre que las
arañas! ¡Da una pena el hombre! ¡Y la dulce esposa que no sabe donde meterse!
¡Vamos, anda, no seáis crueles con él, no vaya a em-palma-r más!
Ya podrá el otro ex socio hablar y hablar, y descubrir
correos y más correos, y enfurecerse y rabiar, que no le quedará más remedio
que apechugar con la más fea. Le está bien empleado, por no ser yerno de un
monarca.
Y el Rey y el gobierno, con la colaboración de otros
semejantes a ellos aunque parezcan de polos opuestos, saldrán a la palestra a
contarnos a los españoles el clásico y maravilloso cuento infantil de la literatura
castellana escrito a dos manos y titulado “La justicia es igual para todos”, que termina con las palabras de uno de los personajes
principales diciendo la frase memorable, y que quedará para la posteridad
puesto que aún se usa hoy, de que “El que la hace, la paga” , mientras hace
mutis por el foro.
El público asistente a la audición, sentado en sus
escaños, romperá a aplaudir entusiásticamente mientras, puesto en pie, grita reiteradamente “¡Otra!, ¡Otra!, ¡Otra!”
Y los narradores les cuentan más: “La cacería del elefante”,
“El secreto del tesorero”, “El caso asturiano de Río Piedra”, “El campeón”, “El
jornalero andaluz”, “”La importancia del método en un país soberanista”, “El
juego de Pokemon”, “Los trajes encantados”, etc.
Al final, todos se fueron a casa felices y comieron perdices.
Pasen un buen día. No sé si se habrán
dado cuenta de que ya aprendí del PP a no dar nombres. Los personajes del
escrito son fruto de mi imaginación. Un saludo.
Veo en la columna que está al lado izquierdo de donde escribo que en enerol de 2013 has publicado 33 "camientos", casi tantos como en todo 2012. Como se diría en el "argot" académico veo que "progresas adecuadamente". Sigue así que muchosd disfrutamos de tus críticas.
ResponderEliminarUn abrazo del hermano mayor.