Ya tenemos un tándem pistonudo. ¿Os imagináis a Esperanza
de presidenta y a Rosell de Ministro de Trabajo? ¡Quién los vería! Lógicamente
habrá desaparecido Rajoy, Mato, Botella, Cospedal, Bárcenas y Cía. Añadiría
también otras figuras clave para el desarrollo de su programa de gobierno. A
veces las apariencias engañan e igual estaría Gallardón que, aunque hace años
parecía lo más de lo más en el PP, últimamente se ha quitado la careta y no
desmerecería junto con estas dos piezas; quizá Carromero podría hacerse cargo
de la Dirección general de tráfico y Cifuentes de Interior; Ignacio Glez, de un nuevo ministerio de Sanidad y Educación; en
industria, Luis Conde, el de la empresa cazatalentos; en exteriores, el de Eurovegas, el tal Sheldon Adelson, no todos
iban a ser españoles, que este conoce mundo; a Rato al frente de la economía , que
se lo sabe todo del tema; y a …
La presi se dedicaría en cuerpo y alma a regenerar la política
española; Rosell a crear puestos de trabajo a un euro la hora; Sheldon a sus casinos
y a extender la marca España por el mundo; Gallardón a hacer leyes nuevas o
cambiar las actuales, por ejemplo para que se pueda fumar, beber, prostituirse,
jugar y hacer trampas, y…, bueno lo que diga la presi y Sheldon; Carromero se
encargaría de que el tráfico mejorase y se acabaran los accidentes con muertos en
la carretera; Cifuentes además haría realidad sus ansias de dejar las calles hechas un jaspe custodiadas por una policía
que no tendría otra cosa que hacer; Rato levantaría la economía española hasta
límites insospechados, de tal manera que hasta Merkel quedaría patidifusa,; Luis
Conde se encargaría de buscar a los mejores para que la industria española
resurgiese de sus cenizas; y más y más.
Iba España a
convertirse en un iceberg enorme, colosal, el más formidable que hubiesen visto
los tiempos. Este país sería la repera.
Como sabéis, en una mole de hielo de estas, una normal no
a lo bestia, de esas que se desgajan por la Antártica, solo una novena parte
aproximadamente es visible, es decir se halla en la superficie, el resto va sumergido.
Pero España no, España sería un iceberg
gigantesco cuyo volumen sería semejante al de cuarenta y siete millones de
personas. La proporción entre parte visible y sumergida sería más o menos de
uno por cinco mil. Algo así como cuarenta y seis millones novecientas noventa
mil personas por debajo del agua y unas diez mil por encima. Las de abajo ahogándose
y las de arriba, los políticos regenerados y miembros de la CEOE, disfrutando y
bailando encima de las de abajo que han de soportarlos quieran que no, ya que
estarían ahogados aunque formando un bloque compacto indestructible.
Y este país volvería a por sus fueros imperiales convirtiéndose
en la mayor potencia económica del mundo. Ni Cataluña se querría separar.
Entonces, Esperanza y CÍA andarían por el mundo como cuando, allá en tiempos de
Felipe II, se decía que en España nunca se ponía el sol.
¡Qué futuro deslumbrante nos esperaría! Sí, alguien me dirá
que no sé qué íbamos a ver si estaríamos ahogados debajo del agua. Ni caso,
esos son los pesimistas y antipatriotas. Imagínenselo, por favor. ¡Qué gozada,
qué orgullo, qué satisfacción saber que, gracias a nosotros, ellos, los que están
en la superficie, ven cuando sale el sol. No seáis envidiosos, humildad ante
todo y responsabilidad.
Un saludo y hasta mañana.
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