Eran pocos y les parió la abuela. Si no tenían aún
bastantes líos desde que Bárcenas apareció por estas tierras de Dios con una
carretada de millones de origen, sino desconocido, al menos de dudosa
procedencia, va ahora el susodicho y le planta una denuncia al PP por despido
improcedente.
¡No es “echao p’ alante ni ná el mozo”!
No sé lo que hará ahora Cospedal después de las
explicaciones dadas anteayer. Parece ser que Bárcenas, el innombrable para algunos
círculos cercanos al poder, incluso para el presidente del gobierno, les salió
más que respondón. Eso de que había un acuerdo por el cual el finiquito, la
indemnización por su salida del cargo que desempeñaba en el partido, se le daba
diferido, como en simulación o lo que narices quiso decir Cospedal en su rueda
de prensa, el ex no lo admite y se echa la monte, quien sabe si a esquiar o a
pensar en dulce soledad atendiendo solamente al maravilloso piar de los
pajaritos y al apaciguador susurro del viento entre los árboles. Ya me imagino
a Cospedal, acompañada de Alonso o de Floriano o de alguno de sus súbditos,
saliendo a la caza del mentado para que vuelva al redil, no sea que le coja
gusto a eso de andar en libertad y tire de la manta más de lo debido con tal de
lograrla. Y si entre tiro y tiro cae algún
despistado, qué se le va a hacer. Como dicen ahora, son daños
colaterales, aunque a la vista de cómo se desarrollan los acontecimientos, es más
fácil que a esos despistados les achaquen la culpabilidad de todo y acabe Cospedal o cualquier otro con
la misma labia declarando que, si han sufrido esos disparos, ha sido por su propia
culpa al no saber guarecerse como es debido.
Lo más importante de todo el meollo es salvar a la cúpula
y a Marianito, ese que escribe a saber cómo porque luego no lo sabe leer y que
no es otro que el mismo que lleva una semana con el nombre de Bárcenas en la
punta de la lengua y no le sale, aunque por dentro a saber lo que estará
rumiando.
Un saludo y sean felices.
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