Mucho sobre, mucha donación y nadie da una respuesta
fiable sobre ello. Todo es mentira-
es lo único que sale de sus boquitas de piñón. Como si los españoles tuviéramos
que creerlos a pie juntillas. Y más
viendo lo que prometieron hace poco más de un año y lo que hicieron
posteriormente. Así, de momento, no se me ocurre una sola promesa de Rajoy que
no haya cumplido, pero dándole la vuelta a la tortilla. Están ustedes
preparados, señores del PP, si piensan que todo se olvida. ¿O sí? Porque en
España, en cuanto a aparezca otra noticia nueva que la prensa empiece a poner
en portada durante cuatro días, todo el follón de Bárcenas y las donaciones y
los sueldos quedará arrinconado en una esquina, entre anuncios de la página equis
equis equis, entre otras faltas de interés, para que la gente pase la página y
siga en la inopia. Que El País sacó las cuentas secretas de unas libretitas en
las que había de todo, ¿y qué?. Imaginaos que abdica el rey, ¿quién se va a
acordar de esto?
¿Sabéis qué es lo más raro hasta la fecha? Que Esperanza
Aguirre no hubiese abierto la boca, a pesar de aquellas
palabras que soltó toda enfadada, cuando apareció el ex tesorero con una porrada
de millones, de que se investigase hasta el final cayese quien cayese.
Ayer por fin lo hizo para, junto con Feijóo, pedir a Rajoy
que el partido se querellase contra Bárcenas. Pero no parece que esté muy por
la labor el Presi.
Y eso que ayer presentó la tesorera del PP el resultado de
la auditoría interna realizada en el partido: todo está bien, las cuentas
perfectas y aquí no hubo ni un duro o ni un céntimo que se haya escapado por un
agujero del pantalón a nadie. Solo le faltó decir que Bárcenas no existe, que
es un bulo, un holograma creado por la oposición para desestabilizar al PP
Y luego surgió Rajoy apelando a su oratoria, leída y sin
admitir preguntas posteriores para no meter la pata y curarse en salud, para
contarnos que eso de las notas manuscritas nanái de la China, que son unos
papeles apócrifos, dijo él. Si no fuese
que el asunto es mucho más serio de lo que Rajoy y sus acólitos quieren dar a
entender, dan ganas de coger las notas, cortarlas con unas tijeras bien
pequeñitas y lanzarlas a las puertas de Génova como si fuesen confetis.
Mira tú que decir después que todos los españoles tienen
derecho a recibir la seguridad de que los gobiernan personas honradas e íntegras.
Este Rajoy vive en otro planeta y baja aquí de vez en cuando encerrándose en la
Moncloa a cal y canto sin enterarse de nada.
También sacó a colación que para él el dinero no era
importante, y se lo creo; pero alrededor suyo anda cada banco andante que “pa”
qué te voy a contar. Y los conoce, que muchos, no todos, son sus correligionarios.
Y aunque haya dicho que su partido ha actuado en cuanto detectó alguna
irregularidad cometida por alguno de sus miembros, eso tampoco se lo cree ni él.
Ejemplos en España hay por demás. Pero no lee la prensa, ni ve la tv, ni oye la
radio, ni escucha a la gente de alrededor. Menos cuando aparece una supuesta
irregularidad que le afecta a él. Entonces se enerva y demuestra su inocencia
diciendo que todo es mentira. Se imaginan a una persona sospechosa pillada por la policía
que, ante las pruebas que se le presentan sobre su presunta culpabilidad en
algo ilegal, lo único que se le ocurre es decir que es inocente. Y entonces va
la policía y lo suelta. Pues así.
Los españoles debemos tener fe, muy de religión el asunto,
en nuestros gobernantes. Los papeles de El País no existen, son un camelo, han
sido escritos por un crío de cinco años al recreo un día que llovía y no pudo
jugar al fútbol; la auditoría interna y próximamente la externa serán como el Espíritu
Santo, blancas como una paloma de la paz; Rajoy es el Jesús de la obra al que
traiciona Judas Bárcenas, aunque las treinta o más monedas no aparezcan en
efectivo; Aguirre y Feijóo de momento se frotan las manos a la espera de dar el
salto, aunque más adelante se tirarán los trastos a la cabeza para ver quien sube
más arriba; otros barones- apóstoles empiezan a situarse por si las moscas; a
Mato le regalan esta vez, en vez de fruslerías, unos informes concluyentes de
que ella en el caso Gürtel no ha hecho ni se ha enterado de nada, más o menos
como su paso por el Ministerio donde todo se lo dieron bien rumiado y digerido.
Y así, con explicaciones claras y concisas, los españoles
nos sentimos más tranquilos porque en este país nunca pasa nada que no nos
expliquen con palpable precisión y sin que alberguemos la más mínima duda en
nuestro interior. ¡Qué suerte tenemos con este gobierno! ¿Qué sería de nosotros
sin él?
Pásenlo bien y disfruten del día. Un
saludo.
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