jueves, 21 de febrero de 2013

ESTANDO ASÍ LA NACIÓN..


Y el debate sobre el estado de la nación abrió nuestros ojos y nuestros oídos a las mismas chorradas que vienen siendo habituales durante años y años. El Presi no es culpable de las medidas contra las que los ciudadanos claman en la calle, aunque cada vez es más manifiesto que las protestas podrían hacerse en el desierto donde tal vez tendrían más eco. Rajoy y su gobierno, apoyados por su partido, se han puesto las orejeras y tiran “p’ alante” pese a quien pese, en contra de cualquier muestra del más mínimo sentido común. Y si cuadra, la culpa de todo lo que sucede es de la herencia envenenada que les dejó el PSOE o de los chiripitifláuticos que salen a la calle a incordiar a la Sra. Cifuentes y a Ignacio Glez en Madrid movidos por los finos hilos de la oposición y de los sindicatos que solo buscan echarlo del poder.
Pero alto ahí, es sí el responsable y se autoadula cuando habla de las cosas buenas, pocas, muy pocas, poquísimas, no se me ocurre ninguna ahora mismo, que han sucedido en este país durante el último año. Aquí no hay herencia ni perroflautas que valgan. Aquí solo existe Yo, yo y más yo. ¡Hasta en Europa es el puto amo!
Y el programa electoral, con el que logró más de once millones de votos, no lo cumplió porque el deber es el deber. ¿A ver si cree que lo iban a votar si supieran lo que iba a hacer? Lo que harían sería botarle, eso sí. Porque lo del deber solo se entiende, después de este año, con la acepción de “Cumplir obligaciones nacidas de respeto, gratitud u otros motivos”. Y lo cumplió: se privatiza la enseñanza y la sanidad a pasos agigantados; se acaba con los servicios sociales públicos; se sigue protegiendo a la banca con un banco malo y millones a espuertas que no revierten en los españoles, sino en sus propios bolsillos; los grandes empresarios están felices con usted y su reforma y como lo ven receptivo aún quieren má; la corrupción se intenta tapar no hablando de ella, por si salpica a alguien; y así están las cosas cumpliendo con ese deber mal entendido.
Y luego, basta que alguien le increpe dialécticamente o le lleve la contraria para que responda con referencias a tiempos pasados: que si tu partido hizo esto y el nuestro no, aunque fuese por una triquiñuela permitida por nuestras leyes para que los grandes no paguen lo que deben; que si las medidas antipopulares no las empezó él, aunque las haya desarrollado con más ahínco todavía y esté dejando los logros sociales de varías décadas a la altura del polvo que se cuela entre las baldosas del suelo; que si el paro fue cosa de las medidas llevadas a cabo por los ignorantes e ineptos anteriores, aunque con él haya aumentado en otro millón por culpa de una reforma laboral hecha para sus amigos de la CEOE.
El caso es intentar explicar lo inexplicable y que la culpable de cómo está España es la oposición y no el Gobierno, de los ciudadanos que han vivido por encima de sus posibilidades y no de quienes están en el poder. Sí, el caso es dejarnos a los espectadores, a los que andamos por la calle de mala manera, con los ojos abiertos como lunas ante tanta desfachatez, con cara de gilipuertas al leer u oír lo que cuentan desde ese atril de la Cámara Baja que tiene la virtud de sacar lo peor de cada uno, porque no les deja decir una verdad  en la que podamos confiar.
Incluso, para deslumbrar a la afición, propone una ley anticorrupción. ¡Sí, hombre, elaborada por vosotros, por vuestros partidos, el tuyo y los demás que en este momento están en el candelero por cosas y casos que enervan la conciencia de los españoles ante tanto robo! O sea, poner a los lobos a cuidar las ovejas, habiendo echado primero a los perros que las cuidaban, y a los zorros a cuidar las gallinas; en ambos casos, previamente, se habrán mandado de vacaciones a Suiza o a las islas Caimán al pastor y al granjero. ¡Anda ya!

Pasen un buen día. Un saludo.

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