He
leído con estupor que un padre ha presentado una queja en el colegio de La Foz-
Morcín (Asturies) porque su hijo no ha ido a una salida extraescolar programada
por una profesora para sus alumnos y a cuya asignatura el niño no asistía.
Incluso se montó la marimorena en prensa por este hecho. No lo entiendo.
Es
lógico que los críos que no acuden como alumnos a una determinada materia no
vayan a las salidas que se hacen para los otros. Independientemente de que la
materia sea o no optativa, como es este caso de Religión o podría ser otra
cualquiera a lo largo de la enseñanza obligatoria.
Cualquier
profesor en su aula o que imparte una determinada asignatura puede programar a
principios de curso un número equis de salidas, tampoco son una barbaridad
porque la pela es la pela, así que se quedan en una o dos, para que sus alumnos,
esos que acuden a su clase, visiten determinados lugares relacionados con la
materia aprovechando además para otros divertimentos más lúdicos, aunque de
interés para el niño.
Lo
que no es de razón es que haya padres que, haciendo uso de su derecho de
matricular o no a su hijo en una optativa, una vez que no lo han hecho, protesten
por lo que pasa en ella. ¡Oiga, que a usted no le atañe lo que suceda en esa
clase ni en sus salidas! ¡Usted no matriculó a su hijo en ella por la razón que
fuese, de conciencia, religiosa, lo que quiera!
Entiendo
que un niño de cinco, seis o siete años sea incapaz de comprender como sus
compañeros sí van a una salida y él no. Pero también serán incapaces de hacerlo
cuando, a determinada hora lectiva, sus compañeros asisten a una clase y ellos
no. El profesor podrá informarles de lo que sea, pero…quien tiene que
explicarle las razones de ello no es el centro, sino los padres que han optado
por esa situación. Que no echen la culpa
a los colegios y a los profesores, los cuales cumplen con sus obligaciones
estrictamente.
He
realizado infinidad de salidas y actividades con mis alumnos mientras impartía
una asignatura de opción voluntaria y en muchas ocasiones lo he hecho con
aquellos a los que impartía clase nada más. Sí es verdad que ha habido alguna
protesta, mínima, sobre todo de padres reacios o claramente en contra de que
esa materia tuviese sitio dentro del currículum de la educación primaria, por
lo cual sus hijos no asistían aunque les gustaría, pero siempre di las mismas
explicaciones: no conozco a su hijo, no sé a qué grupo va ni cómo es, qué carácter tiene, cómo
se comporta, qué le gusta y qué no. Yo no me puedo hacer cargo de llevar
conmigo a chiquillos desconocidos, a críos que en un momento dado les pueda
suceder cualquier cosa ya que entonces cómo respondo ante un desconocido. Al
resto de los alumnos los he ido conociendo poco a poco a lo largo de las
sesiones de clase, pero a otros no.
Así
que estoy completamente de acuerdo con esa profesora que solo llevó a sus
alumnos. Ella no puede hacerse responsable de los que no son suyos. Si estos últimos,
haciendo uso sus padres de su derecho, no van a religión, qué se hace con ellos
cuando se entre en la basílica de Cuadonga a lo mejor a rezar un avemaría o un
padrenuestro. ¿Protestarían los padres por ello o aceptarían a pesar de no ser
de Religión Católica? ¿Propondrían que quedasen fuera solos mientras los demás
entran? ¿O tendría que ir alguien más para ocuparse expresamente de ellos en
ese momento?
Hay
casos de estos, y permítanme que me explaye un poco nada más, que me llaman la
atención. A lo largo de mi vida como profesional de la enseñanza he visto a
muchos niños y niñas cuyos padres no optaron por la clase de religión. Pero eso
sí, a hacer la primera comunión eran los primeros. Y luego no volvían a aparecer
por la iglesia, ni se apuntaban a clase de esta materia tampoco. Eso, perdónenme
si me paso, es ser un poco hipócrita. ¿Porque a cuento de qué viene eso entonces? ¿Será porque no saben
explicárselo a sus hijos cuando ven a sus amiguitos hacerla o será porque esa “fiesta” viste mucho de cara a la
galería, a sus conocidos?
Si
ustedes quieren o no que sus hijos asistan a una optativa, es su problema y,
además, entra dentro perfectamente de su conciencia y responsabilidad. Pero no
vengan luego, independientemente de la edad del niño, a cargársela al
maestro. Ustedes eligieron por un menor de edad. Para eso son sus padres o
tutores; ahora explíquenles a ellos lo que pasa, las consecuencias de su libre decisión, y de nadie más.
Pasen un buen día. Un saludo.
Pues eso. Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios.
ResponderEliminarHermano mayor