Manuel Orviz,
el Secretario Gral de IU en Asturies, no hace muchos días declaró con toda la
intención del mundo, referente a los numerosos políticos imputados por casos de
corrupción, cohecho, prevaricación y demás
en nuestro país, que con cualquiera de
ellos habría que tomar medidas de forma inmediata o apartarlos incluso de la
militancia. ¡Qué bien se habla cuando aún no le cayó ningún caso sonado en su
partido capaz de ruborizarlo! Así cualquiera da clases de honradez y de responsabilidad.
Pero, Sr. Orviz, creo que va a tener que predicar con el ejemplo. Dicen que al
que escupe hacia arriba, le suele caer el escupitajo encima.
Porque,
ay, amiguito, que va un tribunal que andaba suelto por ahí y de repente imputa
al actual portavoz de IU en el parlamento regional por el trámite en la concesión
de unas obras cuando era el segundo de a bordo de la Consejería de Bienestar
Social en el anterior gobierno socialista.
Resulta que,
en contra del criterio técnico de la jefa de servicio de Asuntos Generales que
lo consideraba ilegal, Ángel Glez decide imponer su criterio y fracciona un contrato
arbitrariamente aduciendo, como hacían muchos en la Administración en esos mismos tiempos “Mareantes”, que había que hacerlo
así para que llevase menos tiempo adjudicarlo, a pesar de ir en contra de las
normas de la consejería para este tipo de contrataciones.
¡Ay,
cuando a un jefecito de poca monta se le suben los humos a la cabeza! Se creen diosecillos,
y no son más que pequeñas piezas en ese gran puzzle gigantesco que se llama Política,
y además son de las menores, de esas que se colocan en una de las esquinas para
que no se note mucho si se extravía.
Lo que sucede
a veces es que acaban sintiendo envidia de las piezas más cercanas al centro y acaban
deseando ser como ellas. Es entonces cuando, intentando imitar a sus ídolos, a
esos que ve desde la esquina del puzzle, se cae y acaba tirada por el suelo y
perdida, dando con sus huesos en una bolsa de basura de la aspiradora. Y lo
peor aún para sus ansias de poder es que en el puzzle nadie la echa de menos.
Como con
el resto de imputados en este país, en cuanto se les requiere para pasar por un
tribunal para desentrañar indicios de alguna decisión incorrecta o ilegal, no
hay nadie culpable de nada. Y Ángel Glez declara que su conciencia está
tranquila y solo quien obre de mala fe puede hacer estas cosas. ¡Ya! A ver lo
que dicen los tribunales; mientras, es un supuesto prevaricador. No obstante,
es, como otros de los tiempos arecistas, un mal político, de los que hacen las “trampas”
que sean necesarias para quedar bien
aunque sea con él mismo.
¿Y Manuel
Orviz? A envainársela, mi niño, ¿Así que había que tomar medidas e incluso
apartar del partido a los imputados, eh? Se refería, como es natural a los
imputados de los demás partidos políticos. A los del suyo, ¡qué va!
Se sabe
que dijo sobre Ángel que no es un caso de corrupción política y se niega realizar cualquier otra declaración pública.
O sea, otro Rajoy&Cía. U otro Areces&Cía, como cuando la Marea, entre
otras cosas, se lo llevó por delante.
Orviz, pues,
en cuatro días es capaz de no recordar tampoco el nombre de Ángel Glez.
Todos
iguales, señores. Y no os los vendo, a ninguno, porque los regalo todos. Creo
que hasta pagaría por que se fueran. Pero no mucho, que para lo que valen…
Un saludo y buen día.
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