sábado, 2 de marzo de 2013

ORVIZ Y LOS IMPUTADOS


Manuel Orviz, el Secretario Gral de IU en Asturies, no hace muchos días declaró con toda la intención del mundo, referente a los numerosos políticos imputados por casos de corrupción,  cohecho, prevaricación y demás  en nuestro país, que con cualquiera de ellos habría que tomar medidas de forma inmediata o apartarlos incluso de la militancia. ¡Qué bien se habla cuando aún no le cayó ningún caso sonado en su partido capaz de ruborizarlo! Así cualquiera da clases de honradez y de responsabilidad. Pero, Sr. Orviz, creo que va a tener que predicar con el ejemplo. Dicen que al que escupe hacia arriba, le suele caer el escupitajo encima.
Porque, ay, amiguito, que va un tribunal que andaba suelto por ahí y de repente imputa al actual portavoz de IU en el parlamento regional por el trámite en la concesión de unas obras cuando era el segundo de a bordo de la Consejería de Bienestar Social en el anterior gobierno socialista.
Resulta que, en contra del criterio técnico de la jefa de servicio de Asuntos Generales que lo consideraba ilegal, Ángel Glez decide imponer su criterio y fracciona un contrato arbitrariamente aduciendo, como hacían muchos en la Administración en esos  mismos tiempos “Mareantes”, que había que hacerlo así para que llevase menos tiempo adjudicarlo, a pesar de ir en contra de las normas de la consejería para este tipo de contrataciones.
¡Ay, cuando a un jefecito de poca monta se le suben los humos a la cabeza! Se creen diosecillos, y no son más que pequeñas piezas en ese gran puzzle gigantesco que se llama Política, y además son de las menores, de esas que se colocan en una de las esquinas para que no se note mucho si se extravía.
Lo que sucede a veces es que acaban sintiendo envidia de las piezas más cercanas al centro y acaban deseando ser como ellas. Es entonces cuando, intentando imitar a sus ídolos, a esos que ve desde la esquina del puzzle, se cae y acaba tirada por el suelo y perdida, dando con sus huesos en una bolsa de basura de la aspiradora. Y lo peor aún para sus ansias de poder es que en el puzzle nadie la echa de menos.
Como con el resto de imputados en este país, en cuanto se les requiere para pasar por un tribunal para desentrañar indicios de alguna decisión incorrecta o ilegal, no hay nadie culpable de nada. Y Ángel Glez declara que su conciencia está tranquila y solo quien obre de mala fe puede hacer estas cosas. ¡Ya! A ver lo que dicen los tribunales; mientras, es un supuesto prevaricador. No obstante, es, como otros de los tiempos arecistas, un mal político, de los que hacen las “trampas” que  sean necesarias para quedar bien aunque sea con él mismo.
¿Y Manuel Orviz? A envainársela, mi niño, ¿Así que había que tomar medidas e incluso apartar del partido a los imputados, eh? Se refería, como es natural a los imputados de los demás partidos políticos.  A los del suyo, ¡qué va!
Se sabe que dijo sobre Ángel que no es un caso de corrupción política y se niega realizar cualquier otra declaración pública. O sea, otro Rajoy&Cía. U otro Areces&Cía, como cuando la Marea, entre otras cosas, se lo llevó por delante.
Orviz, pues, en cuatro días es capaz de no recordar tampoco el nombre de Ángel Glez.
Todos iguales, señores. Y no os los vendo, a ninguno, porque los regalo todos. Creo que hasta pagaría por que se fueran. Pero no mucho, que para lo que valen…
Un saludo y buen día.

  

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