Las miles de
personas que componen las distintas plataformas que existen en España contra
los desahucios son unos terroristas o casi. Y punto. Lo dicen como si un universitario-
normal y corriente, no se necesita una lumbrera- respondiese a la pregunta de cuál es la capital de Francia:
¡París!- diría con total contundencia y sin desmelenarse.
Y en esto de los
desahucios ¿qué? Pues nada, lo han dicho los mismos de siempre, aquellos para los que
cualquier hecho contrario a sus opiniones e intereses está automáticamente al
margen de la ley o le falta poco y esto último ya es suficiente para
criminalizarlos. Son los mismos que cumplen la leyes y las sentencias si les va
bien el resultado; en caso contrario, nones: ahí está por ejemplo el 11-M con
el que siguen a cuestas como si de cofrades se vistiesen en estas fechas para
cargar con este paso que no piensan olvidar hasta que alguien les dé la razón
aunque no la tengan porque el caso es intoxicar; lo mismo sucede ahora con la PAH y las
hipotecas más abusivas e injustas de Europa, hasta el punto que no harán caso
ninguno a las propuestas europeas porque sus amiguitos del alma en la banca
española a lo mejor se echan las manos a la cabeza y les duelen las meninges. ¡Menudos
son estos gobernantes que tuvimos y tenemos para permitirlo!
Ya tardan mucho
en acusar también de lo mismo a los otros miles que luchan en la calle e incluso con
sentadas dentro de los ayuntamientos por que les paguen los dineros que los
bancos les llevaron engañados en forma de preferentes y ante lo que el Gobierno
calla como un ahogado. Están metiendo mucho ruido y no tardará mucho en salir
el cavernícola de turno acusándolos de antisistemas y de filoetarras. A fin de
cuentas están que echan chispas contra los bancos, banqueros o bancarios que
los estafaron a sabiendas de lo que hacían y, ante estas propuestas expuestas
con toda la razón por esta gente estafada, pueden sufrir sus señorías migrañas
que pongan patas arriba a nuestros excelsos elegidos en las urnas.
Llegará el
momento en que solo les falte obligarnos a cantar a voz en grito los himnos del
PP y del PSOE, con música de fondo de otros iguales o semejantes, y acudir a
votar con el papelito en la boca bien visible y las manos atadas bajo pena de
ser acusados de terroristas y de que nos enchironen. ¡Ah, y cuidado con gritar
en un momento de exaltación un “¡Puxa Asturias!”, que te la cargas por
independentista, por irredento, por ser un c… que abjura de su madre patria,
esa que ellos nos quiere vender y cada vez vemos de manera más diferente!
Un saludo
cordial y buen domingo de Pascua.
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