No sé, creo que hasta el cielo está de acuerdo con que el
desmantelamiento de la Fábrica de Trubia es una descomunal barbaridad. Y lo
digo porque llevábamos muchas semanas en Grau en que los domingos venían todos
pasados por agua; estaba la gente del mercado, los que acuden a intentar vender
algo que les permita en algunos casos a seguir mal viviendo, si no hasta el
gorro, por lo menos hasta las narices de tanto mal tiempo; y ayer, convocada
una manifestación de apoyo a estos trabajadores de la antigua Santa Bárbara, no
cayó ni una gota.
Fue así como unas doscientas y pico personas pudieron
reunirse y oír y escuchar los discursos de los políticos y sindicalistas al
uso. Del número de personas presentes no hay datos ni de los sindicatos por un
lado ni de la policía local por otro para reírnos de unos y de otros, sino que,
habiendo estado yo presente apoyando la petición de impedir el casi cierre de
esta factoría, puedo atestiguarlo. No sé el número exacto, no me paré a contar
a la gente, de ahí el “y pico” que vale tanto para redondear por arriba como
por abajo.
Fueron los clásicos discursos, más o menos abrasivos con
la política actual y con el imperio del capitalismo a rajatabla de las grandes empresas, aplicados
en este caso a la General Dynamics y al Ministerio de Defensa y de Industria
españoles. Nada nuevo bajo el sol, a excepción de los trabajadores a los que
hoy se les quiere echar y que son otros distintos de los millones que ya hay en
nuestro país.
Sinceramente, creo que poco van a lograr. Aunque ojalá me
equivoque. Hemos visto hasta ahora, durante los últimos años, como este tipo de
protestas, huelgas y manifestaciones se llevaban a cabo por otro sinfín de
personas afectadas en su puesto de trabajo igual que estos, y al final se
quedaron en la calle. Casi todos sabemos, por haberlo sufrido en nuestra propia
piel, que ni las grandes empresas multinacionales, ni los grandes holdings
bancarios ni nuestro gobierno tienen
alma. Viven ellos bien mientras que los demás sobrevivimos aplastados debajo de
sus zapatos. Y aún así, esperan que se lo agradezcamos y los aplaudamos.
Se van estos trabajadores el miércoles a Madrid,
junto con otras muchas personas que quieren ofrecerles su apoyo incondicional. Piensan
protestar por los despidos y el ERE previstos e intentar que la Fábrica de
Trubia no siga tendiendo a desaparecer debido a las medidas adoptadas por esa
multinacional.
Mucho me temo que regresen con pocas soluciones o ninguna,
a no ser que desde el cielo se haga un milagro, cosa ardua difícil ahora que no
tiene representante en la tierra y todos los demás súbditos están conspirando
sobre el nuevo jefe.
Y sin intervención milagrosa, otra gran industria que
veremos desaparecer, más bien pronto que tarde, en nuestra comunidad después de
la minería, que está dando las últimas bocanadas.
¿A dónde llegaremos?
Un saludo y disfruten del día.
Una verguenza mas ! Como dijo alguien ayer en el discurso las armas se van a seguir haciendo pero vamos ir compralas a otro lao, mientras aqui mas paraos
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