sábado, 18 de mayo de 2013

COMO LOS CANGREJOS


Si ahora decidieran hacer un cambio en la Constitución para que la religión católica sea oficial en el estado, no creo que le extrañara a nadie. En poco más de un año Rajoy y compañía le han dado un repaso a este país que lo ha dejado temblando; hemos vuelto cuarenta años atrás por arte del estreñimiento mental de unas personas metidas a políticos sin saber lo que significa tal término.
Ya era más que reprobable que en un estado aconfesional como España, con la constitución que hasta ese momento tiene, se impartiese por narices la asignatura de religión católica- que no religión, que hay muchas más- en los centros públicos, aunque no fuese evaluable para la media académica,  con los sueldos a cargo de los presupuestos públicos, y con tales enseñantes nombrados para más inri por los mandamases eclesiásticos sin necesidad de una oposición ni nada por el estilo, colocados así, a dedo- y mucho me temo que tampoco aquí tenga nada que ver ni intervenga el Espíritu Santo como en el nombramiento de los papas-.
Pues bien, ahora tendremos una asignatura totalmente sectaria, adoctrinadora, al servicio de una conferencia episcopal totalmente alejada de los logros sociales conseguidos por los ciudadanos y más empeñados parece en volver a los años del nacionalcatolicismo que tanta gloria les dio. Se elimina la asignatura de Ciudadanía para imponer aquella, aunque no sea obligatoria, y además con el mismo valor evaluable que matemáticas, lengua o historia, por poner algún ejemplo.
Mucho me temo que con este gobierno al servicio de la iglesia más rancia no tardemos en entrar a los centros públicos y encontrarnos con que la primera media hora se dedique a rezar el rosario.
Después de más de treinta años dedicado a la enseñanza uno ha visto ya casi de todo en cuanto a leyes educativas, pero como esta ninguna. Una ley que, en vez de dar pasos hacia delante para mejorar la calidad, para adaptarla a los tiempos que corren, para dar un paso más en conseguir una educación más libre, lo que hace es retrotraernos a periodos de nuestra historia que creíamos haber superado años atrás, beneficiando los intereses privados de unos colectivos que harán grandes negocios a cuenta suya.
Siempre defendí y defiendo que las religiones pertenecen a la intimidad de las personas, a su propia conciencia y, por lo tanto, nunca deberían estar presentes en un marco educativo estatal como materia de estudio, sino en los templos o en las catequesis correspondientes a cada una de ellas, o incluso dentro de la enseñanza privada, no financiada por el estado, donde los padres pueden libremente enviar a sus hijos en función de ideario del centro. Cada uno que manifieste en sus cultos o celebraciones las ideas que profesa libremente sin injerencias de ninguna clase. Pero el Estado es una cosa y la Iglesia otra.
Los partidos políticos nunca han sabido ni han querido llegar a una disposición y a una amplitud de miras clara para conseguir  un gran pacto por la enseñanza de manera que una ley de educación tenga una duración suficientemente larga como para poder alcanzar los objetivos que se buscan para nuestros niños y nuestra juventud. Los gobernantes trabajan con las leyes como un niño de tres años con una caja de colores y un montón de folios delante: juegan, dibujan y ponen lo que les apetece, enredan con sus ocurrencias y se divierten. Pero mientras que los niños hacen lo lógico que se espera de ellos, en los adultos es penoso que no vean más allá de sus narices. O sí, pero los intereses que defienden son los de unos pocos.

Disfruten del fin de semana y hasta mañana.

 

 

 

2 comentarios:

  1. Además no siguen el "ideario" de su fundador que hace dos mil años dijo: "Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios".
    Hermano mayor

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  2. Las enseñanzas de Jesús duraron muy poco tiempo. Se tergiversaron en cuanto el poder militar primero y el económico posteriormente triunfaron por encima de su doctrina. Hoy entraría nuevamente con el látigo a expulsar a estos nuevos mercaderes.

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