martes, 14 de mayo de 2013

TODOS QUEREMOS MÁS


En Europa quieren más. Una nueva reforma laboral aún más dura que la que ya hay. He oído a Rajoy que no les va a hacer caso, que la que nos ha dado ya es suficiente, pero…de momento no le creo. Más bien me espero que vuelvan a darnos otro par de nalgadas más fuertes aún para que no podamos ni sentarnos. Esas medidas contundentes al gusto de la UE, o lo que es lo mismo, de Alemania y su señora Merkel, van a echar más leña al fuego de la indignación que cada vez más asuela nuestras calles. Si entre los germanos nos tienen por unos vagos y en Gran Berta tachan a nuestro país de insolvente, no sé qué va a explicar nuestro Presi para darles en todos los morros y manifestarles con dureza que no son más que tópicos y falsedades. Pero él no se atreve a dar un puñetazo sobre la mesa para echarles en cara que lo que está sucediendo en el Sur de Europa es culpa de los que siempre quisieron tenerlos bajo su bota, ya fuese militar o económica. Y luego todo sigue en esos términos. Estamos volviendo, a la vista de esos pensamientos ajenos a nosotros pero permitidos por nuestros gobernantes, al país de toros, charanga y pandereta que tanto daño nos hizo décadas atrás, al de la gente a la puerta de sus casas sentados tomando el sol mientras dejan que las horas muertas se sucedan hasta llegar a la noche y dormir hasta el día siguiente para repetir lo mismo en un bucle interminable del que ahora mismo no se atisba por donde escapar. Y aquí en España empieza a calar el tipo de economía basado en el dinero negro. Desde el partido en el gobierno, que aún no se ha dignado a salir a contradecir ese informe contundente de la UDEF en la que supuestamente se les demuestra que se han financiado ilegalmente, hasta el último trabajador que, sin un euro con el que llevarse un poco de pitanza a su casa, se dedica a hacer chollos sin declarar el IVA con tal de meterse un trozo de pan en la boca de su familia. Si el ejemplo para incumplir las leyes está en quienes nos mandan, llámense políticos, entidades financieras, empresas del IBEX, etc., que viven como dios en sus palacios de cristal, algunos ubicados en lugares paradisíacos física y fiscalmente, qué vamos a esperar de los demás, de los que están en el subsuelo de la pirámide económica. Y ese modelo es el que ven en Europa y el que nuestro gobierno es incapaz de cambiar.
En resumen, todos queremos más: ellos, más paro e indignidad social, nosotros más trabajo decente, honrado y remunerado convenientemente; la palma de momento se la llevan ellos. Si bien dice el refrán que nunca llovió que no escampara, por ahora el temporal arrecia de tal forma que nadie sabe qué va a quedar en pie. Y con paciencia solamente no se puede seguir viviendo. El problema de estos tiempos es que, como decía Paul Valery, el futuro ya no es lo que era.
Disfruten y sean felices.

 

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