miércoles, 22 de mayo de 2013

MAREANDO LA PERDIZ

Lo de Aznar no tiene precio. Deberían de contratarlo en El Club de la Comedia, si no fuese porque las cosas que dice están todas basadas en hechos reales y podría molestar a más de uno. Pero Aznar es quien es y, aunque no lo contraten, no se corta un pelo y suelta y suelta como si todos cuantos lo escuchamos, a excepción de los fans de bodas guay, nos tragáramos con anzuelo y todo el cebo de su semisonrisa.
Resulta que salen a la luz detalles económicos de su andadura por el gobierno al tiempo que presidente del PP, con sobresueldos, sueldos, sobres de todos los colores, etc. incluidos, y no solo se olvida y niega a quienes atestiguan semejantes prácticas no sé si ilegales pero al menos inmorales, sino que le echa la culpa de todo a un grupo editorial por publicarlo. PRISA va a tener que explicar con pelos y señales si fueron ellos quienes les pagaron los sobresueldos, ya que Aznar no sabe nada de nada y además ignora si los cobró. Eso sí, los regalos de algunos invitados al casorio de su hija fueron de los más exuberante que uno se puede imaginar. ¿De verdad creéis que cobró algo? ¿Para que lo iba a hacer con los amigos de que disponía? Si como regalo de boda uno de sus invitados le da a su hija más de treinta mil euros en forma de iluminación, ¿qué más podría hacer? ¿Cuántos invitados así había el El Escorial? ¡Qué suerte tiene este hombre!  Ha sido capaz de aprender en cuestión de horas el catalán para hablarlo en la intimidad; fue profesor en una universidad estadounidense donde habló en la lengua de Shakespeare con tal gracejo que aún aquellos alumnos que asistieron a su lección magistral creen que han oído expresarse a alguien en una lengua desaparecida hace millones de años; mantiene en su poder, junto con Blair y Bush, el secreto mejor guardado de las últimas décadas: la ubicación de las armas de destrucción masiva de Saddam; es un ser de lo más campechano, capaz de  estirar las piernas y apoyarlas encima de la mesa mientras visita a un presidente de otro país; me lo imagino aprendiendo alemán en sus horas libres para charlar con Merkel de tú a tú o leer en versión original Mein Kampf, Fausto o La doncella de Orleans; un hombre que disfruta con su mujer, Alcaldesa de Madrid, de un fin de semana en Portugal mientras en la capital de España se produce una tragedia como la del Madrid Arena; un estadista  que presidió el país sentando las bases para que estallara más adelante la mayor crisis sufrida a lo largo de sus últimos años de historia, la del ladrillo y posteriormente la bancaria, con la ayuda impagable de su sucesor, sordo y ciego, pero Bambi.
Y ahora, este ex presidente deja caer como de refilón que puede volver a la política, aunque me supongo que con el único fin de desviar las miradas inquisitivas de los casos de corrupción, y esperando que se centren en una posible rebelión pepera contra Rajoy.
La verdad es que Aznar, aparte de habernos metido en líos y sacarnos de alguno, es un genio de la magia: ha sido y es capaz de sacar conejos de la chistera con la misma rapidez con la que nuestros euros se camuflan en los paraísos fiscales.
 
Un saludo y feliz miércoles.
 

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