miércoles, 8 de mayo de 2013

DOS A UNO: ¿CULPABLE?

Hace unos días me hacía eco aquí en dos artículos de la imputación de la infanta Cristina y su duración. Hoy tenemos respuesta. Ya está desimputada. A la espera de que puedan surgir otros datos que bla, bla, bla, ¡fuera imputación y se acabó!. Como apuntó el ministro de exteriores español, ¡un lince!, al que le pareció muy bien así porque es una infanta real. ¿Porque es justo? No, porque es quien es. ¿Quedaba el más mínimo resquicio que hiciese pensar que la justicia era igual para todos? Pues ya está suficientemente claro.
¿De verdad se creen los jueces, los políticos los fiscales, los abogados defensores, la casa real y demás ilustres que de esta manera la inocencia de esta señora queda demostrada a carta cabal porque dos señores con toga, de tres que votaron, hayan sentenciado que no hay razones para ello?
Flaco favor le han hecho. Si ya se quejaba de que su imputación, por ser quien era, acarreaba unas dudas delictivas en parte de la sociedad aunque no hubiese tenido nada que ver con las estafas de su marido, con esta medida que manejaron con maestría lo que han hecho es que la misma sociedad que antes podría tener cierta incertidumbre, ahora la condene pública y taxativamente.
Nadie que hubiese actuado con la legalidad por bandera debería de tener miedo en presentarse ante el juez o ante Dios bendito con la verdad por delante. Con lo cual, y sospecho que no soy el único, esta infanta, por más real que sea, ha estado en medio de todos los tejemanejes de su marido y socios viviendo como una “rani” en el palacio con su rajá. Y mientras no me demuestre lo contrario, pues eso.
 
No pude aguantarme, y eso que me había prometido que no iba a volver sobre este tema.

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