¿Por qué, cuando hablamos del euro, siempre acabamos en
estos tiempos por plantearnos si deberíamos marchar de él? Aún no entiendo, soy
absolutamente lego en la materia, qué importancia puede tener que estemos en el
mismo grupo monetario que países como Alemania, Holanda, etc. Todas las
respuestas a la salida de él son grandes desventuras y zozobras, el caos económico.
Resulta que las bolsas españolas están más pendientes de lo que sucede en
Londres, Nueva York o Tokio, países en los cuales la moneda es otra. Parece ser
que los países del sur de Europa somos los tontos de la moneda, y alguno más
como Irlanda antes y ahora Francia, no les van a la zaga. “Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”,
aunque mejor sería hablar con propiedad y decir que”nos han gobernado por
encima de nuestras posibilidades a pesar de conocer nuestros límites” y los que
ahora pagan el pato son los de siempre. Hete aquí una pregunta tonta: ¿Acaso
los países del sur no pueden echar del euro a otros como Alemania por ejemplo?
No me lo digáis: es una demostración de la ignorancia en que me muevo. ¿Pero seguro
que nuestra economía, basada en lo que tenemos y en las posibilidades reales de
lo que podaríamos tener, y no en lo que quieren que tengamos, acaso no podría ir
mejor? No obstante, nos han inculcado
desde hace años que hay una serie de cosas que debemos poseer, aunque a la
larga no nos sirvan de nada, y justamente por nuestro intento de tenerlas es
por lo que nos vemos abocados a la ruina en que nos estamos moviendo. Si bien
es verdad que la mayor parte, casi al cien por cien, de nuestros problemas nos
han venido a causa de unos políticos que se han endiosado y han creído que podían
acercarse al nivel que ocupan otros países que siempre nos han superado a lo largo
de nuestra historia contemporánea. Nunca han querido ver que sus países, como Grecia,
Italia, España o Portugal, han sido siempre simples peones en un tablero de
ajedrez enorme en el que sus crueles y despóticos reyes y reinas los mueven a capricho,
importándoles muy poco si han de sacrificarlos en bien de su propio interés. Sí,
nuestros políticos han querido acercarse tanto a la llama que desprenden esos
grandes estados, que han acabado con algunas quemaduras en sus cuerpos. Y lo
peor: a nosotros, a los ciudadanos de a pie, nos han abrasado completamente. A
saber cuánto tiempo estaremos en la UVI recuperándonos de las quemaduras.
Perdón por mi ignorancia, pero a
veces escribo lo que me viene a la cabeza y suelto muchas tonterías. No
obstante, pasen un buen día y prepárense para un gran fin de semana.
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