El
hecho de que una jueza haya decidido allá por Cataluña que no se pueden dar a
conocer correos en los que se haga referencia a la vida íntima del Sr. Urdangarín
y su esposa me parece muy bien. No en vano, en algún sitio debe de haber un limite
que no se puede traspasar. Entrar en las intimidades de las familias no es
precisamente lo que puede aclarar el escándalo económico en que se están
moviendo estas dos personas.
Pero…
Ahí va mi pero. ¿Quién se va a encargar de leer esos correos que puede tener
Torres en la recámara? ¿Quién va a decidir si afectan a la intimidad o no? ¿Será
cuestión de que con esa sentencie se evite conocer alguno más, si se decidiese
a publicarlos, en los que descubriesen hechos delictivos, paro mezclados con la
dichosa intimidad? ¿Se va a anular el de la famosa firma del em-PALMA-do o los
de las consultas realizadas a Dña. Cristina respecto a determinados “negocios”?
¿Avisará Torres a la jueza de los que piense publicar, si los tiene? Y los medios, los mensajeros, estarán
obligados a callarse, es decir a participar de una censura que va a ejercer ¿quién?
Es verdad
que en el medio de este follón están cuatro hijos. Pero también es verdad que
quien menos pensó en ellos fueron precisamente sus padres, o al menos su padre
que armó la que armó. ¿Qué pensarán esos hijos cuando se den cuanta de todo? ¿O
habrá que meterlos en una urna de cristal ajenos a todo?
Porque
además pedía el duque que cesaran "las insinuaciones y juicios de valor sobre presuntas
infidelidades,
escarceos amorosos o supuestas relaciones extramatrimoniales". Pero eso es
tan difícil como pedir peras al olmo en esta sociedad que vivimos. La información
de este tipo, bien por correos o no, es imposible de ocultar. Como dicen, a la
comunicación, a ese anchuroso campo, en este mundo actual es imposible ponerle
puertas, lo que conlleva que de personajes públicos como él se hable y se hable
y la única solución a ello, además de parecerlo, es ser honesto, honrado y leal
a carta cabal, en vez de andar presumiendo como hace con su firmita. Si él
mismo, además de presuntuoso, no se respeta, mal lo van a hacer los demás. Podrán
evitar esas cuestiones en España donde la Casa Real sigue siendo el no va más,
pero en otros países dirán lo que les dé la gana porque aún la censura no llegó
a tanto. Y esas noticias hoy se cuelgan en la red como si nada. Solo nos faltaría
a los españoles que, como en algún país dictatorial, nos prohibiesen acceder a
diversas páginas que no les gustan a algunos mandamases. ¡Apañados estaríamos!
Pero camino de ello vamos.
Pasen un buen fin de semana. Un saludo.
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