Nada, que estamos en un país donde los derechos se saltan
a la torera simplemente por el descaro con que los defienden nuestros políticos.
Si estos se ven perseguidos por la gente que pide y reclama los suyos, entonces
automáticamente interviene el fiscal general para evitarlo. Porque los derechos en nuestro reino solo les pertenecen a la Casa
Real, al Gobierno y a la clase política en general. Las obligaciones, al resto
de ciudadanos.
Un escrache hecho contra un político por las hipotecas es
una falta y dentro de poco será un delito con cárcel incluida. Un escrache realizado
por la iglesia es una petición que entra dentro del derecho a la libertad de expresión.
Un ministro de justicia afirma que todos los españoles
deben tener los mismos derechos, de lo cual se deriva que él sabe que no todos
los tienen. Está admitiendo que hay españoles a los que no se les reconocen
esos derechos. No afirma que todos tienen, sino “todos DEBEN TENER…”, dejando
claro lo que el resto sabemos, que hay muchísimos españoles que no los tienen.
¡Viva el ¿MINISTRO DE JUSTICIA?! Pero es que a esta hora seguro que está más
pendiente de sacar adelante la reforma de la ley del aborto que le pidió su
amiga la Iglesia que de cumplir con las leyes europeas de los desahucios o en
vez de realizar las gestiones precisas para que países como Catar tengan un
acuerdo con España en cuanto a la devolución de posibles delincuentes, no vaya
a ser que Urdangarín y familia se nos asienten en ese país donde sus regidores
son amigos,“ hermanos del alma” de nuestro monarca. ¿O será que es eso
precisamente lo que buscan?
¿Qué país este en el que, cuando un político de la oposición
pide a un presidente, en este caso Feijóo, que dimita por sus relaciones con un
narco, la respuesta que encuentra es que quiere chantajearlo. Tal vez ese presi se debería haber metido en su casa y haber hecho un acto de contricción, rezado una penitencia por las
relaciones mantenidas sabiendo lo que sabía, aunque quiera dar la idea de lo
contrario, y luego pedir perdón e irse, sin que nadie hubiese llegado a tener
que soltárselo en la cara.
Un país donde hasta algunos de los mandos- un sargento,
por lo visto- de la guardia civil de Castilla La Mancha se permite llamar a los
socialistas en Facebook “políticos de bajeza y gañanes al servicio propio” sin
que la autoridad competente haya movido un dedo. Precisamente en una comunidad
con una presidenta que tiene uno de los sueldos más altos entre los políticos
españoles, cobrando de cualquier sitio donde vea que algo se mueve, y capaz de
enristrar de una tacada una larga lista de palabras incomprensibles para
explicar lo inasumible por ella y sus amigos sobre el innombrable.¿Habrá estudiado en la escuela pública? Me gustaría saberlo.
Tenemos además un presidente de gobierno que se permite afirmar, motu proprio, que no existe el consenso necesario para
reformar la constitución, solo porque él y cuatro conocidos del suyo y de
alguno de los demás partidos creen que es lo mejor para ellos. ¿Por qué no se
le ocurre hacer un referéndum entre todos los españoles a ver lo que piensan? Supongo
que ese sería un esfuerzo mental que le provocaría una desestabilización emocional
nociva para su salud. No obstante, muchos habrá que le puedan ayudar. Por mi
parte, aún reconociendo mi ignorancia en estos temas, le voy a exponer cuatro o
cinco cosas para que las pregunten a la ciudadanía: ¿monarquía o república?; ya que de momento
estamos en una monarquía, ¿estamos de acuerdo con la ley sálica, esa por la cual
las mujeres no pueden reinar?; ¿pueden los políticos cambiar la constitución cuando
les dé la real gana sin consultarlo a la población amparándose en que son los
representantes elegidos en unas urnas?;¿realizan nuestros representantes una política
encaminada a defender los derechos de los españoles a una vivienda, a una
educación gratuita, a una sanidad gratuita, etc recogidos en la constitución o
deben de cambiarse algunos de estos derechos para adaptarlos a la incapacidad de nuestros
gobernantes?; ¿deberían anularse las subvenciones a la enseñanza privada y
dedicar ese dinero a la pública?; ¿debería la religión, la que sea, enseñarse en
la escuela, o hacerlo en los templos destinados a ello de acuerdo con las
creencias de cada uno?; ¿tendrían los partidos y sindicatos que autofinanciarse
transparentemente a través de sus afiliados y donaciones, pero no a cuenta del
estado?; ¿habría que romper de una vez ese acuerdo entre el gobierno
español y el Vaticano por el que se les entregan miles de millones que no
tributan al fisco ni se justifican ante nadie?
Podríamos seguir, se nos pueden ocurrir infinidad de
preguntas y con ellas reformar la Constitución adaptándola a los tiempos que
corren, pero es cuestión de voluntad, esa que la mayoría de los políticos en
los puestos más altos no tiene porque están más pendientes de realizar las tareas más oportunas para su propio provecho.
Un
saludo y pásenlo bien.
PD:
Perdonen que ayer no apareciese por este blog. Hay días que el lumbago no
permite que se abran las ganas a uno de nada, aunque reconozco que las
disculpas no valen… ¡Mea culpa!
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