Hay muchas cosas que me chocan enormemente cuando según
quién las haga son tratadas de una u otra manera. A veces hasta con una
hipocresía escandalosa.
Por poner un ejemplo, Feijóo pidió la dimisión de Beiras
hace unos años cuando salieron a la luz, siendo vicepresidente de Galicia, unas
fotos de este bastante comprometedoras debido a la persona con la que aparecía
en ella. Y ahora aparece un caso semejante, pero esta vez es Feijóo quien
aparece en fotos con un narco y, en vez de dimitir como sería lo más lógico,
con la gallardía y la responsabilidad debidas al peso de sus propias palabras,
entonces sale por la tangente con que son fotos de juventud.
Y otro caso surge hoy cuando lo leo en las páginas de El
País: el fiscal superior vasco considera que el recibimiento hecho a Thierry
puede suponer un delito de exaltación del terrorismo, de esa lacra que ha
originado miles de muertos por nuestra piel de toro. Lo que pasa que esa misma
fiscalía, aunque no fuese la vasca, cuando llega el 20 de noviembre no se acuerda
de los asesinatos cometidos en España durante un buen montón de años y permite
que una serie de personas desfilen por la capital, por El Escorial y otras
ciudades españolas, incluso con símbolos anticonstitucionales, enalteciendo la
figura del máximo responsable de aquellos asesinatos. Tal vez la culpa esté en
aquellos que, a pesar del paso de estos últimos cuarenta años en democracia, aún
añoran otros tiempos y otras “libertades” y por eso se han negado
persistentemente a condenar aquel golpe de estado y a llamar por su nombre lo
que fue una dictadura pura y dura. Y estos aún tienen el descaro de apelar a la
democracia para defender sus opiniones y poder así seguir ejerciendo la
hipocresía y mantenerla como una más de las armas que emplean para intentar
confundirnos.
Un saludo y buen comienzo del fin de
semana.
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