No me voy a explayar con la noticia de que a la Infanta
Cristina la hayan imputado en el caso Nöos. Pero sí me gustaría aventurar que
la sorpresa que se llevó la Casa Real al saberlo no fue tal sorpresa. Me parece
increíble que no lo hubiesen siquiera pensado, que no se hubiesen temido que
tal hecho podría convertirse en realidad. Más aún, cuando aún reverbera en
nuestros oídos aquellas magníficas palabras del Rey durante la Nochebuena en
las que nos explicaba que todos los españoles somos iguales ante la ley.
Ya sabíamos todos los españoles que aquello sonaba a
chiste malo, de esos de los que te ríes cuando te lo meten entre cinco o seis
muy buenos y como ya estás carcajeándote a todo trapo, aunque uno sea malo o
carezca del más mínimo sentido del humor, también te ríes, aunque no caigas ni
te enteres de donde estaba la gracia porque al final te das cuenta de que no la
tenía.
Y el Rey, por lo visto, cuenta los chistes tan mal que
nadie le rió la gracia navideña. Y si alguien se lo rió, seguro que ya habría bebido
alguna copita antes de cenar. Y es que si hubiese contado uno de elefantes, a
lo mejor le hubiera salido mejor; o aquel en que iba una chica rubia y…
No obstante, como tal vez ya lo suponía, entonces ahora nos
intenta contar otro más malo que el anterior: se sorprende de la imputación. Y
con las risas, automáticamente, como a una marioneta, quien sabe si fue sin
querer, al fiscal le mueven los hilos, o eso parece, y lo ponen a escribir un
recurso de apelación ante el juez para echar atrás tal demanda, y consecuentemente
la Zarzuela declara que se halla absolutamente de acuerdo y conforme. ¡Ja, ja,
ja! Algo habrá que reírse, aunque solo sea para que no se apenen mucho ni les
caiga la moral a los suelos, que, si no, no cuentan más..
Les da igual que todas las personas, como quien dice toda
España, que a lo largo de estos meses han seguido con más o menos atención este
caso se hayan dado cuenta de que es imposible que la esposa de Urdangarín,
llámese Infanta o llámese Pepa, desconociese los negocios en que andaba metido
su marido. ¡Vamos, que el palacete de Pedralbes y su ritmo de vida se pagó
porque les tocó la lotería! ¡Anda, niños listos, si no nos enseñasteis el
décimo!
La ley es igual para todos, sí, pero ¿cuánto os apostáis a
que hay leyes para unos y leyes para otros? ¿Cuántos códigos penales diferentes
hay hoy en día en vigor en España? ¿Se aplica uno a unos y otro a otros?
Yo no lo sé, pero el Rey seguro que sí; por eso en
aquellas fechas festivas apeló a ese chiste que solo entendió él y cuatro amigos
de su entorno.
Al final vamos a terminar todos riéndonos…por no llorar.
Un saludo. Disfruten del día.
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