El hecho de que el duque em-palma-do se niegue a entregar
las declaraciones de hacienda de los últimos diez años porque esas declaraciones
se hicieron de forma individual viene a significar que algo raro hay detrás de
esa oposición. Si no tenía bastante, echa más leña al fuego.
Además, es un flaco favor a su esposa. Si ella no tiene
nada que ocultar, ¿qué problema existe para enseñárselas al juez? Ninguno, digo
yo. Lo malo es que las sospechas se disparan cuando no quieren que se conozcan,
bien hayan sido hechas de forma individual o de gananciales.
Este señor no quiere nada más que liar la madeja, dilatar
las cosas en el tiempo. A ver si el juez Castro no traga y sigue adelante sin
importarle quien es quien en este proceso y haciendo pagar a los culpables,
haciendo recaer sobre ellos todo el peso de la ley. A fin de cuentas, para un
profano como yo, siempre nos queda la pregunta de por qué no se las pide
directamente al Ministerio de Hacienda. Digo yo que allí sabrán algo, ¿no?
Con todos estos embrollos, lo único que logra ese duque es
que las criticas y la maledicencia del pueblo llano sigan cada vez siendo
mayores y la gente tenga más claro quienes son los culpables de todos estos
negocios chanchulleros, es decir, el pueblo cada día que pasa se afianza más en
que todos y todas estaban metidos en el ajo.
Pasen buen jueves, que está al caer
la semana.
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