¡Ay, lo que significa discrepar! ¡Y ay, lo que significa
no estar de acuerdo con…!
A mí no hay nada
que más me mosquee, cuando lo veo y lo oigo, que un político incapaz de asumir
sus errores. Son verdaderamente inaceptables, es más, es inadmisible que puedan
ocupar un cargo que representa a todos los ciudadanos. Se creen dioses en un
país de esclavos, incapaces de entender que a veces sus decisiones son
incorrectas, a pesar de haberlas tomado quién sabe si con la mejor y la mayor
ilusión del mundo. Se consideran un yahvé más, un ser eterno que existe
independientemente de cualquier otro ser. Fuera de sus dictámenes, no hay nada.
Cualquiera que se atreva a poner en duda alguna de sus sentencias es
consecuentemente anatematizado y enviado al infierno de los levantiscos, de los
rebeldes, de aquellos que quieren destruir los maravillosos palacios sociales y
económicos construidos por los gerifaltes para unos pocos. Hay mandamases de
todo tipo: aquellos que quieren conseguir un puesto desde donde puedan lograr
un beneficio económico, sea ilegal o no; los hay que solo quieren el puesto con
el fin de alcanzar el poder por el poder, sin el cual no son nadie; también te
encuentras a los que desean por encima de todo obtener su pizca de vanidad no
satisfecha si no fuese así; otros desean por encima de todo verse retratados
entre otros desiguales para presumir de hasta donde han llegado; los habrá que
piensen que es una manera de tener un gran sueldo trabajando lo mínimo; otros,
esperando dar un siguiente paso que los lleve a la cumbre para celebrar su majestuoso y artifical
sistema de vida; y luego los hay que, por su ideología, se encargan de joder al
prójimo amparándose en la supremacía de sus ideas.
No estoy seguro de haber escrito todas las capas con las
que se esconden estos politiquillos, seguro que hay más, pero más o menos todos
buscan algo así. Ninguna es capaz de reconocer, porque su cerrazón es total y
manifiesta, que fuera de ellos hay algo más. Y que no siempre es malo.
Por eso, discrepar con uno de ellos, suele acabar con la
firme convicción de que la ignorancia es la que prima en él por encima de todas
las cosas. Son soberbios y de sus palabras se desprende su falta absoluta de
humildad Es raro encontrar uno que sea consciente de sus debilidades. Todos se
consideran césares en el ámbito en que mandan y no admiten la crítica fugaz,
porque para ellos ese descrédito momentáneo puede significar el fin de su
carrera, sin darse cuenta que todos ellos son iguales y lo único que los puede
echar abajo es la simple y mera envidia, esa que hace caer hasta las torres más
elevadas.
Así que discrepar es una labor ardua y en ocasiones,
dependiendo con quien, algo vana y sin sentido. No obstante, hay momentos en
que la sangre se enerva y hace imposible que uno sea un sencillo y humilde
oidor. ¡Qué le vamos a hacer!
A disfrutar, que el fin de semana está
al caer.
Totalmente de acuerdo con lo que dices. Es de los mejores comentarios que has hecho hasta ahora y eso que hay varios que yo creia que no se podian superar. Enhorabuena y a continuar. Somos muchos los que esperamos todos los dias por tu comentario.
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