jueves, 18 de abril de 2013

EUFEMISMOS :SABER COMUNICARSE

Me pregunté en ocasiones por qué hay tanta gente que no quiere saber nada, si no siente cierto impulso para dedicarse a la política.
Ahora lo tengo bastante más claro, sobre todo después de los últimos años oyendo a los que nos cayeron en desgracia de aguantar creyendo, ilusos de nosotros, que iban a dirigir con diligencia nuestro país.
La razón: que la mayoría de los españoles no sabe explicarse y para llegar a alcanzar un sillón con sueldo casi de por vida, un buen plan de pensiones y una buena jubilación es condición sine qua non saber hacerlo con el mayor número de florituras lingüísticas posible aunque para el personal resulten inextricables..
Y hoy tenemos en el Gobierno verdaderos genios de la retórica. Veamos como se han explicado a lo largo de los últimos meses, con qué claridad, de qué manera llegaban a los ciudadanos, con qué cara de pasmo nos dejaban al oírlos, la tranquilidad con que quedábamos ante sus maravillosos recursos orales, su vocabulario casi al límite de ser tachado de infantil solo con el fin de que no nos dejásemos llevar por las dudas, sus comparaciones más propias de unos padres para con sus hijos que de unos políticos para con los ciudadanos.
O sea, que por eso son pocos los elegidos, porque esos cargos han de estar cubiertos por los mejores y la gente que lee la prensa, oye la radio o ve la tele no tiene esa capacidad tan extraordinaria que tienen ellos para comunicarse.
Durante este último años, y antes también, eh, hemos leído u oído algunas de las perlas eufemísticas más provocativas de la historia reciente de España.
Resulta que en este país, cuando los jóvenes no encuentran trabajo, es porque están más de acuerdo con la movilidad exterior y, si se tercia, incluso habrá otra Báñez nos diga que se han ido de vacaciones a conocer mundo y ampliar sus conocimientos intelectuales. La emigración ya está demodé, hoy no existe.
Al divorcio, que es otra de tantas palabras tabú como tiene este gobierno, se le llama cese temporal de la convivencia. Dentro de poco, y a instancias de ese cardenal tan “Ronco”, dejará de usarse el término aborto para hablar de algo así como cese temporal de responsabilidad materna. Y el matrimonio homosexual, vade retro, dejará de ser matrimonio para bautizarlo, si lo hiciesen los obispos y demás, una cosa como dosdeldemonio homosexual.
¿Y qué contaros de los bancos que ya no sepáis? En España, Rajoy se encarga de explicar un día sí y otro si cuadra también que Europa no ha tenido que realizar ningún rescate en nuestro país. Y todo gracias a él, porque si hubiésemos seguido con Bambi y las películas de Walt Disney…
-¿Y el de los bancos, no fue un rescate?- le podrían preguntar.
-Ah, no. Eso fue un apoyo financiero.
-¿Qué, cómo dice?
-Que fue un préstamo en condiciones favorables- y sonreirá muy ufano.
¡Cómo habla, eh! Lo que no dirá es que los intereses de ese rescate lo debemos pagar los españoles y no los bancos.
Y así con más políticos y más y más-
Ganancias de eficiencia o reformas estructurales necesarias para evitar la palabra recortes y que no nos moleste; ceses no renovables para los despidos; no se sube el IVA, hay un recargo temporal de solidaridad (¡qué solidaridad no qué hostias, tíos!, para lucraros vosotros, joder), o un incremento de la imposición sobre el consumo o un gravamen adicional; hay indemnizaciones en diferido para chorizos contadas por la voz experta de La Mancha, no se privatiza, ¡no,no!, se externaliza.
Incalculables las frases, dignas de un libro que forme parte de la Biblioteca Nacional para que Rajoy lo fotocopie y se lo lleve en otro viajecito al Papa Francisco. Al menos con este volumen lo tendría entretenido y riéndose un tiempo. Es más, si se decide por darlo a conocer entre sus cardenales y estos siguen y siguen con obispos, curas y feligreses, es probable que se convierta en un best seller.
Prueben, prueben. Con las ganancias podrían incluso sacar para pagar la indemnización a Bárcenas.
Hasta mañana y buen día.

 

 

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