Grave, o mejor, gravísimo, lo que declara el Sr. Rajoy al hablar
de los escraches cuando dice que nadie merece ser acosado, denigrado, amenazado
o intimidado y menos aún si ha sido elegido por la mayoría de los ciudadanos.De acuerdo, pero digo
que es grave porque esto puede abrir las puertas no solo a que identifiquen y
traten como delincuentes a personas que se manifiestan pacíficamente
defendiendo lo suyo, sino que a partir de este momento cualquier persona que participe en una manifestación, que
se dirija, por ejemplo, al parlamento de una comunidad a protestar por alguna
razón justa, puede ser acusada de que esté haciendo también escrache.
Entiendo que muchos diputados o senadores no se hallen a
gusto cuando son señalados por la calle o ante sus viviendas por no haber hecho
ni el más mínimo caso al escrito presentado por la PAH firmado por más de millón
y media de personas, pero comprendo mucho mejor a esos miles de personas de
todas las edades que son expulsadas de sus hogares sin que el gobierno de la
nación acometa ni una sola medida para evitarlo, a excepción de seguir echando
las manos y los pies en ayuda de los bancos ante este hecho tan grave. Fíjense
si será grave el asunto para esa gente desesperada que no se explica aún, como
hace unos días se conoció, por qué el “¿Duque?” de Palma debía no sé cuantos
meses de la hipoteca de su palacio y todavía nadie lo expulsó de su casa y en
cambio a un pobre que adeuda dos meses lo echan automáticamente. ¿Quién aplica
la ley a estos casos? Los bancos, está claro. Son los dueños de España, por más
que Rajoy and company se empeñen en poner cara de chulos como si ellos mandasen
algo. Si lo hiciesen no permitirían lo que está pasando con los desahucios.
Ahora que el Sr. Rajoy se cabreó porque hay escraches que
afectan a amigos suyos, tal vez debiera pensar también en los superrequeteescraches
que hicieron ellos mismos apoyando a la Iglesia Española en las manifestaciones
que se montaron para protestar e intentar echar abajo las medidas adoptadas por
otro gobierno y que a ellos no les gustaban: divorcio, aborto, etc. Fíjese usted,
Sr. Rajoy, si sería más que escrache el hecho de que la Iglesia llegó a
amenazar a los diputados con creencias cristianas incluso con la excomunión. ¿Hay
mayor acoso que eso? Pues identifiquen a aquellos manifestantes, empezando por
ustedes.
Que no me vengan con amenazas a los escraches ni con
tontadas. Si hicieran las cosas bien e intentando explicarlas a los ciudadanos,
verían como les iría mejor.
Pasen un buen día. Un saludo.
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