¡Jolín!
Aparecen por todas partes los casos de indicios o sospechas e incluso de certidumbres investigados o en
fase de ello referentes a chanchullos en
los están involucrados políticos de cualquier signo.
Caso
Pallerols, el tema de los Pujol y de los Mas, el caso Marea que marea, los Eres
andaluces, el Nóos con Urdangarín y demás ex amigos, macro fiestas en lugares públicos
sin condiciones de seguridad en connivencia con algunos listillos, Pepiño Blanco
con sus colegas gallegos, Baltar el orensano, la comunidad valenciana con, entre otros, el
sempiterno Fabra y sus décimos premiados, el caso de Ignacio Glez. con su
pequeño apartamento de apenas ¿Cómo van a tener tiempo los jueces para desempolvar los asuntos pendientes normales con cierta celeridad? No me extraña que los casos judiciales de la gente de la calle se eternicen. Tienen bastante con lo que les aportan los políticos; si a ellos se les añaden los procedentes de los programas basura, esos desinformativos televisivos con los que gente se olvida de sus propias miserias a costa de oír las de los demás contadas por cuatro vividores, es sencillamente comprensible que los expedientes se apilen en cualquier sitio a la espera de mejores tiempos.
Ahora,
como todas las encuestas que se hacen en España desde cualquier centro de investigación
sociológica, de uno u otro signo, recalcan como primer problema de los
ciudadanos españoles la clase política, entonces el Gobierno quiere lavar la
cara de todos ellos. Para tal fin se encarga a un Centro de Estudios Políticos
y Constitucionales que diseñe una estrategia con la que intentar lavar la
imagen de los políticos, reconciliar a los ciudadanos con esta clase de primera
especial y frenar ese sentimiento de profunda desconfianza en las instituciones.
No me parece nada fácil. Van a tener que usar ácido para lavarla con el fin de
que quede tan irreconocible que no sepamos quién es quién. A pesar de ello, si
esas nuevas caras son las herederas de las anteriores, no hay nada que hacer.
Nos
cuenta un catedrático de Ciencia Política, Benigno Pendás, que la situación actual
es propia de una democracia joven que vive las consecuencias de una época
anterior llena de engaño, abuso y persecución. No haga caso, sr. catedrático,
no se deje llevar por el intento dehacer un ejercicio de comprensión que es
incomprensible. Se define mejor con otro nombre: son unos sinvergüenzas y
punto.Porque verá, dicen por esta mi patria querida con lengua propia no oficial a causa de una clase política mediocre, si no semianalfabeta, que hemos padecido durante casi cuarenta años, que "tanta culpa tien el que mata como 'l que tien pola pata".No se enfaden. ¡Están todos ellos tan arrepentidos! Me dan cierta pena...,pero que se vayan, por favor, cuanto antes.
Pasen un buen día.
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