No sé si en la carta a los Reyes les habrían pedido más de lo que les echen hoy, pero todo quedará encubierto por la recepción de lo que tienen a su disposición. Alguno no quedará a gusto del todo, pero a un niño se le puede explicar lo que sea de mil maneras diferentes con el fin de que no monte una buena bulla. Acaban cediendo o entendiendo lo que se les dice, siempre mejor lo segundo. A fin de cuentas disponen de otros regalos con los que jugar.
Pero…, siempre tengo un pero rondando.
¿Estamos seguros de que a todos los niños les ha
llegado al menos un pequeño regalo, un pequeño juguete con el que alimentar su imaginación,
un pequeño detalle que aún les haga disfrutar de la ilusión de ser niños?Pensar en ello no me ha dejado coger el sueño como es debido. No quiero pensar que exista en nuestro país, en lo más recóndito de él, un solo hogar donde un niño se ha quedado sin juguete. Y digo sin juguete, porque otro tipo de regalo, tipo ropa o calzado o algo semejante, es verdad que puede ser mucho más interesante y necesario que todo lo demás. No obstante, la mirada de un niño ante ese pequeño juguete no hay dios que la pague.
No me lo quito de la cabeza. ¡Vaya día que voy a pasar!
A ustedes supongo que se lo habrán
traído todo, aunque solo haya sido un buenos días con todo el amor del
mundo. Lo que yo les solicité en mi carta. Un saludo.
Nadie debería estropear la ilusión de un niño el día de Reyes, ni siquiera a un adulto ( sigo creyendo en Melchor) .... tanto gasto en tonterías y seguro que hay niños ningún juguete
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