martes, 1 de enero de 2013

COMIENZA 2013

Ha pasado una milmillonésima parte de un segundo y ya cambiamos de año. ¡Qué efímero es el tiempo, cómo pasa! Atrás ha quedado la profecía maya como otras cientos de ellas que nos asustaron a lo largo de la Historia con el fin del mundo. ¡Mira que no dio que hablar! Pero es que el tema se las traía, ¿no me lo negaréis?
Hubo gente que hasta lo creyó. ¡Qué suplicio habrán tenido que pasar! ¡Y qué alivio! 
Y ahora nos quedan por delante otros trescientos sesenta y cinco días, cargados de sus horas, minutos y segundos, para que continúen ese otro tipo de amenazas que son más reales y, además, sentiremos de forma práctica en nuestras carnes. Para empezar, las nuevas subidas con que nuestros gobernantes nos fustigan aprovechando que entre uva y uva no nos pararemos a descifrarlas con suficiente atención. La noticia emblemática de esta noche es el cambio de año, no las subidas de la gasolina ni de la luz, o el euro por receta, o el visto bueno a la privatización de la sanidad, lo llamen como lo llamen, continuación de la misma operación en educación, o la subida del IBI, o la del IVA a la compra de pisos y demás, o los problemas de la Caja de las Pensiones, o la jubilación a los sesenta y siete, si no aumenta, etc. Todas estas últimas cosas son nimiedades, al lado de comer las uvas en la Puerta del Sol o en la Plaza de tu pueblo. No hay nada más importante esta noche que desear feliz año a todos cuantos conocemos o no. Y de momento todos sonreímos y nos sentimos dichosos de la famosa milmillonésima parte de un segundo que nos hace, dicen aunque es mentira, un año más viejos.

Así, por unas horas, nuestros gobiernos no nos gobiernan, o al menos, no los oímos. Tengamos, pues, unas horas de felicidad antes de despertar a la cruda realidad.

Que el 2013 sea mucho mejor que lo que dejamos atrás. Por desearlo que no quede. Un saludo.

 

 

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