En los medios de comunicación se hacen eco de las
palabras del Sr. Durán Lleida en las que certifica su más firme decisión de que
no piensa dimitir porque la dirección de Unió es ajena al chanchullo de los
cursos de formación para parados- subvenciones de unos 9 millones de euros- con
los que, tanto por ciento por delante, se financió ilegalmente ese partido, el
famoso caso Pallerols. Además, remata con una sentencia que pervierte claramente
la legislación española dejándola por los suelos al ver a quién se protege
simplemente no legislando: la financiación ilegal no es un delito tipificado y el
partido desconocía la llegada de dinero fraudulento.
¿Se lo creen? Porque explica muy didácticamente el citado líder: "si usted
tiene un piso, alguien está trabajando en su casa y deja el grifo abierto,
usted no hace eso voluntariamente, ni tiene responsabilidad penal, claro que
tendrá que pagar, pero es una responsabilidad civil subsidiaria". ¡Ya, ya!
Me río ahora o más tarde. El ejemplo se lo contará usted a sus nietos, digo yo,
para ilustrar su marcha atrás en la reacción del año 2000 cuando prometió dimitir
si en su partido alguien, siguiendo con su símil, dejaba el grifo abierto.
Pero, piense, si usted llega a casa y se encuentra
de repente encima de la mesa con un fajo de billetes bien gordo, unos cientos y cientos
de miles de euros que precisa para su campaña electoral o para sus gastos de
partido sin los cuales la cosa de participar en elecciones igual chirriaba un
poco, ¿qué harían? Devolverlo a su dueño, diría usted hoy. Pero no fue así, ¡qué
va! ¿Que qué harían? Pues lo que hicieron: usarlo para conseguir financiación para
el partido del que usted es presidente y sin el cual usted no sería nadie en
este país. Cuando se descubre que ese fajo de billetes procede de donde
procede, a usted no le quedaría más remedio que responder de ello con su dimisión,
Sr. Durán. ¿O acaso nos quiere contar que no sabía que el partido veía
incrementar sus dineros y usted no se enteraba? No me lo creo. Ni tampoco el
resto de gente de este país. Siguiendo con su piso y su didáctica, se imagina
llegar a él día tras día y sentarse a la mesa a comer un plato de sopa y poco más
y, de repente un día aparece en su plato una excelente langosta, otro día un
buen chuletón, otro día un besugo al horno, y así. ¿A qué no le sorprendería? Por
sus declaraciones, creo que no, que más bien pensaría que a alguien le había
tocado la lotería, vamos que igual le habían puesto un Fabra en su vida.
Me recuerda a Ana Mato cuando tampoco se enteró de
que en su casa había un porsche o un jaguar nuevo. Ella tampoco estaba en casa.
Como usted ahora. Aquellos días usted tampoco andaba por su partido ni ejercía
de nada en él.
¡Ah, Sr. Durán, no dimita, que por mí puede usted
seguir hasta el final!. Siga a lo suyo, con su CIU y su ERC de la mano. No sé
por qué ese interés tan grande en la independencia, pero me imagino algunas
razones como que haya que tapar los escándalos
financieros en que se hallan inmersos ustedes y sus socios y para eso nada
mejor que desviar la atención o ser independientes para que nadie les descubra
sus chapuzas.
Verá, mi madre, que va camino de los noventa y
cuatro, pero rige que da gusto, cuando hay elecciones de cualquier tipo,
siempre me pregunta si ganaron los que estaban o ganaron otros. Si hubo un
cambio de poder, me dice que eso es malo, porque los de antes ya estaban “fartucos” (hartos) e iban a
comer menos, pero los nuevos llegan con hambre y se van a “fartucar” todo lo
que puedan. Por eso, a veces, yo acabo pensando igual. Sigan los mismos, que ya
los conocemos y sabemos hasta dónde son capaces de llegar.
Así que no dimita. Y, aunque reniegue del resto de España,
continúe per saecula saeculorum como Presidente de la Comisión de Exteriores
del Congreso del Reino de España, esa de la que usted y sus socios se quieren
separar. Alguna explicación tendrá a mano para ello, como para el caso
Pallerols.
Tengan un buen día y pásenlo
bien. Un saludo
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